PLANT CITY - Un mes después de contraer COVID-19 y recuperarse en una habitación de hospital, la respiración del pastor Carlos Pagán no es la misma que antes.
A veces se cansa rápidamente. A veces necesita un par de segundos para recuperar el aliento.
“Esto no es fácil”, dijo Pagan, de 36 años, nacido en Puerto Rico.
Pagan es esposo, padre de cuatro hijos y pastor principal de El Nazareno, una iglesia cristiana en Brandon con una alta concentración de feligreses latinos.
Dado que los hispanos representan una cantidad desproporcionadamente grande de los casos más graves del coronavirus, los pastores, asesores espirituales y activistas están aprovechando sus experiencias para mantener seguras a sus comunidades y congregaciones.
Usan también las redes sociales, reuniones virtuales con la comunidad y asociaciones con otras congregaciones para luchar contra la propagación del coronavirus. A nivel nacional, los latinos tienen casi tres veces más probabilidades de contraer y morir debido al coronavirus en comparación con la población blanca cuando se tiene en cuenta la edad, según el APM Research Lab, una organización no partidista.
Pagan dijo que los médicos le dieron un 20 por ciento de posibilidades de sobrevivir después de que se enfermó en julio.
“Cuando me enfermé tuve pensamientos de pánico y miedo, pero al final entendí que Dios tenía otros planes para mí”, dijo Pagan. “Así fue y ese es mi mensaje”.
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Pagan considera su recuperación un milagro porque horas antes de su intubación, una enfermera comenzó a trabajar con él para mejorar su respiración.
Pagan dijo que no contrajo la enfermedad en su iglesia sino de un amigo que dio positivo. Para junio, Pagan ya había cancelado las misas en persona como medida de precaución.
“Durante todo este tiempo he sido muy responsable con el uso de mascarillas, guantes y desinfectantes”, dijo Pagán. “Pero las sorpresas nunca faltan y mi enfermedad ha sido una de ellas”.
Pagan cree que la enfermedad comenzó el 2 de julio cuando sintió fiebre y tosió levemente. Cuatro días más tarde fue tratado en el Hospital Regional de Lakeland. Lo enviaron a casa porque los médicos determinaron que su condición no requería hospitalización. Le dijeron que se aislara, pero ya era demasiado tarde: su esposa Karol, de 36 años, y dos de sus hijos, Milianys, de 14, e Isaiah, de 12, también tenían la enfermedad, aunque solo presentaban síntomas leves. El más joven, Kaylianys, de 4 años, presentó una erupción cutánea.
El 8 de julio, Pagan fue diagnosticado oficialmente con COVID-19. Tuvo más fiebre y apenas podía respirar el 10 de julio. Esa noche su esposa llamó a una ambulancia. Pagan estuvo hospitalizado durante 10 días. Sus pulmones estaban comprometidos con una neumonía grave. Un médico le dijo que la intubación era su última oportunidad.
Pagan considera su recuperación un milagro porque horas antes de su intubación, una enfermera comenzó a trabajar con él para mejorar su respiración. La intubación se pospuso mientras continuaba en observación. Una semana después, los médicos retiraron el suplemento de oxígeno que estaba recibiendo Pagan.
Ahora su experiencia de vida lo está ayudando a comunicarse con su congregación sobre el coronavirus para mantenerse a salvo y seguro. Uno de sus primeros videos en Facebook, que tiene más de 80.000 reproducciones, fue grabado en el hospital donde fue ingresado. Pagan dijo que hace lo mismo en su negocio, My Town Barber Shop, que abrió hace 13 años en Plant City.
“Dios es bueno, nos protege, pero nosotros también tenemos que hacer nuestra parte”, dijo Pagan. “Fe y prudencia van de la misma mano”.
Hace dos domingos, regresó a su iglesia para reunirse con un grupo de ocho personas. Todas las precauciones estaban en su lugar, dijo Pagan. Eso incluyó pedir a los feligreses que se sentaran a una distancia de 6 pies, que usaran máscaras y un desinfectante para limpiar el área a su alrededor.
A nivel nacional, más de 650 casos se han relacionado con al menos 40 instalaciones religiosas y lugares de culto durante la pandemia, según un informe analitíco del New York Times.
Ahora que las escuelas y universidades están listas para abrir, las recomendaciones sobre cómo minimizar el riesgo representan la nueva normalidad que las personas probablemente deberán seguir durante algún tiempo, dijo la Dra. Marissa Levine, directora del Centro de Liderazgo en la Práctica de la Salud Pública de la Universidad del Sur de la Florida.
“Eso significa que nuestras herramientas más eficaces para combatir este virus son el distanciamiento físico, el uso de cubiertas faciales adecuadas y la práctica de una higiene y desinfección eficaces”, dijo Levine.
Herbert Morataya, de 51 años, también es un sobreviviente de COVID-19. Al igual que Pagan, decidió compartir su experiencia para apoyar a su comunidad.
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Herbert Morataya, pastor en la iglesia ‘Manantial de Vida, Fe y Esperanza’, en Plant City.
Originario de Guatemala, Morataya es pastor y consejero espiritual en la iglesia Manantial de Vida, Fe y Esperanza, en Plant City. Fue hospitalizado el 19 de junio en el Hospital St. Joseph. Morataya. Estuvo 22 días conectado a un sistema de respiración asistida. Su esposa Maira, de 50 años, y su hijo, Herbert Jr., de 23, también fueron diagnosticados con COVID-19, aunque solo experimentaron tos muy leve.
Morataya cree que podría haberse contagiado cuando distribuía comida en Orlando. Cerró su iglesia a finales de marzo. Consistentemente organiza misas semanales en Facebook para ayudar a la gente a sentirse conectada. Cuando estuvo en el hospital Morataya reflexionó en su misión como ser humano y pastor.
“Pasaron los días y mi pensamiento era: Dios, es posible que muera por esta enfermedad. Pero, ¿qué quieres enseñarme? "
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Pastor Morataya estuvo 22 days conectado a un sistema de respiración asistida.
Con eso en mente, Morataya se dijo a sí mismo que si sobrevivía al COVID-19 trabajaría duro para compartir su mensaje sobre la fe y prudencia.
“Hoy le digo a cada persona que está afuera que se cuide, porque el virus no respeta ni la edad ni el origen”, dijo Morataya. “Es real y a mi me afectó”.