Fue una mañana magnífica, con sol bueno (pero no con mar de espuma o arena fina); recuerdos, encuentro con viejas amistades y esperanza de futuro. Fue la toma de posesión de la nueva alcaldesa de Tampa y luego, los concejales. Nuevo gobierno con algunas caras queridas que continúan en sus posiciones.
Allí vimos no solo al alcalde saliente, Bob Buckhorn, sino a los que, desde Bob Martínez (posteriormente gobernador), han llevado en sus espaldas la realidad y el peso de avanzar nuestra ciudad.
Hoy ya nuestra metrópoli no es la que hace más de medio siglo nos recibió con brazos abiertos. Aquella que todavía contaba con las tabaquerías. Aquella donde soberbios edificios albergaban las sociedades del Círculo Cubano, el Centro Asturiano y el Centro Español con el palacete de Ybor y otro en West Tampa. Esas sociedades mutualistas con magníficos hospitales que garantizaban cuidado al socio; y si no podían resolver los problemas médicos, los enviaban a los hospitales en La Habana. Si alguno fallecía, aquí estaban los cementerios para recibir los restos sagrados.
Fue, con sus oficiales, un centro de bienvenida a los que buscábamos libertad y posibilidades de futuro. Aquí lo encontramos. Había siempre los políticos que nos representaban honrosamente y se desempeñaban conscientes de esa carga. El Dr. Salcines fue uno de aquellos que llevó en sus espaldas aquel peso que le ennoblecía. Pero él sabía que seguía los pasos de Fernando Figueredo Socarrás, aquel primer alcalde de West Tampa cuando era ciudad. Y en la capital del estado, Elvin Martínez nos representaba decorosamente preocupándose siempre por el que había llegado buscando libertad y un futuro brillante.
Fueron los tiempos cuando Woody García ocupaba dos horas en la radio local. No más; mucho menos televisión en español.
Pero (el pero de Quevedo no puede faltar) aquella comunidad también tenía el compromiso de hablar en voz alta y asumir las posiciones necesarias para alcanzar respeto.
No importaba si en algún momento existía discriminación. Había ganas y se participaba en todas las actividades de nuestra ciudad. No se lloraba, se hacía.
Y volviendo ahora al caso que nos ocupa, vimos con orgullo a la nueva alcaldesa juramentar el cargo ante un muy nutrido grupo de amigos. No quisiéramos mencionarlos, pues siempre se corre el riesgo de que la edad juegue con la ya medio perdida capacidad del recuerdo.
Me atrevería en esta crónica a indicar que ya Tampa Alis volat propiis: "Vuela con sus propias alas". No vamos a hablar de ciudad como Miami; ni siquiera Hialeah. Consideramos que el sur del estado ha pasado a ser un lugar magnifico para visitar –de hecho, pronto pasaré allí unos días-, pero siempre añorando el regreso a mi West Tampa, ya que no puede ser al Camagüey de mis sueños.
Sin lugar a dudas, Buckhorn cumplió como alcalde en todos los niveles. Recuerdo claramente como dos días antes de aquellas elecciones había muchos que tenían dudas enormes sobre sus posibilidades de alcanzar la victoria. Pero, se perseveró y por escasos, pero necesarios votos, ganó las elecciones como aspirante de su partido. La segunda vuelta, sabíamos que era más fácil.
Bob cumplió como administrador, como político y como amigo. Su administración fue un reflejo real de lo que se puede alcanzar con trabajo y honestidad.
Hoy, la nueva alcaldesa cuenta con un equipo de trabajo consciente de la responsabilidad enorme con el futuro de nuestra ciudad. Ella sabe de nuestras necesidades y le sobra experiencia. En esa mañana magnífica se reafirmó una vez más el futuro de Tampa. Sin lugar a dudas la alcaldesa Jane Castor, junto con su equipo de administración y a los concejales, llevarán a Tampa a volar alto y fuerte con sus propias alas.
Quevedo es periodista cubano. Para escribirle: marioquevedo1@aol.com
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