CENTRO Tampa
TAMPA - Luz Losso esperó hasta mediados de abril para vacunarse.
No se apresuró a hacer la fila a principios de marzo, cuando las autoridades de Florida extendieron la elegibilidad a cualquier persona mayor de 60 años como ella. Tenía dudas sobre si la vacuna funcionaba y sobre si cumplía los requisitos para recibirla debido a su condición de inmigrante.
“Hubo varias cosas que me hicieron dudar”, dijo Losso.
Finalmente, cambió de opinión, persuadida por una campaña de información masiva dirigida a los hispanos y respaldada por una serie de intereses públicos y privados: iglesias, activistas, organizaciones sin ánimo de lucro, el Departamento de Salud de Florida, la Agencia Federal de Gestión de Emergencias e incluso gobiernos extranjeros.
Sus herramientas incluyen seminarios, vallas publicitarias móviles y mensajes en Facebook, Youtube, Twitter y WhatsApp.
Losso, una inmigrante colombiana de 60 años, recibió su primera dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech en la Iglesia Tampa Bay, en North Nebraska Avenue.
La iglesia se unió a media docena de casas de culto y organizaciones sin fines de lucro para lanzar un esfuerzo de divulgación empleando volantes digitales y chats en línea en español. El esfuerzo llegó justo cuando las autoridades sanitarias pusieron en pausa la popular vacuna de una dosis de Johnson & Johnson. Querían profundizar en seis casos en los que mujeres que habían recibido la vacuna desarrollaron coágulos de sangre inesperados.
“Muchos empezaron a preguntar qué estaba pasando”, dijo Luis Soto, de 50 años, el pastor de origen puertorriqueño de la Iglesia Tampa Bay. “Así que nuestras redes sociales, voluntarios, amigos y grupos locales ayudaron a disipar los temores con mensajes y recomendaciones”.
Es una batalla ardua, agregó Soto.
“La desinformación está haciendo mucho daño, tanto como la propia pandemia”, afirmó. “Cualquier iniciativa en español nos ayuda a afrontar la crisis”.
La iglesia de Soto, dentro en un centro comercial, tiene más de 700 seguidores, la mayoría de ellos procedentes de Centroamérica. Soto dirige la iglesia desde hace cinco años y ha trabajado más de una década ayudando a personas de bajos ingresos en el área de la Bahía de Tampa.
El mes pasado, el Consulado de México en Orlando se puso en contacto con él para organizar un centro de vacunación y un esfuerzo de comunicación, dijo el vicecónsul Javier De La Vega. El resultado fue una clínica en la iglesia el 15 de abril donde se vacunó a 250 personas - una de las 12 clínicas móviles que el consulado ha ayudado a organizar en Plant City, Dover, Wimauma y Tampa. La labor del consulado continúa.
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Cristina Gómez, de Tampa, a la izquierda, habla con Cielo Gómez, del Consulado de México, durante una campaña de vacunación en la Iglesia Tampa Bay. Gómez dijo que fue necesario convencerla para que viniera a vacunarse por primera vez.
En total, las clínicas han vacunado a 6,918 personas y a 3,098 trabajadores agrícolas, dijo De La Vega.
“Hemos unido esfuerzos para coordinar las vacunas para que lleguen a los lugares donde la gente trabaja y a las comunidades donde viven los más necesitados”, dijo.
Cristina Gómez, de 42 años, esposa y madre de dos hijos, se vacunó en la Iglesia de la Bahía de Tampa, pero les costó convencerla. Primero vio un seminario virtual presentado por la organización sin ánimo de lucro Enterprising Latinas de Wimauma.
“Me ayudó mucho”, dijo Gómez, que entró en el país ilegalmente desde México hace dos décadas. “Me dio tranquilidad en la mente y la certeza de que la vacuna es segura”.
Enterprising Latinas organizó un debate sobre la vacunación en vivo el 13 de abril que atrajo unas 120 visitas a su página de Facebook. Las presentadoras fueron Ileana Cintron, subdirectora del grupo, y la Dra. Griselle Figueredo, de Sanitas-West Florida, parte de una red médica que atiende a los pacientes del seguro Florida Blue.
Uno de sus mensajes: Se puede confiar en la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés).
“Mucha gente se pregunta si la vacuna es segura, y desafortunadamente, esto viene de la falta de información”, dijo Figueredo. “En el caso de Estados Unidos, la FDA ha dado todos los pasos, en muy poco tiempo, para establecer que es una vacuna segura”.
Losso, la inmigrante colombiana, dijo que lo que ayudó a persuadirla fueron los avisos que vio en la página de Facebook de la Iglesia Tampa Bay y un artículo en español en la página de Facebook de AARP sobre cinco personas hispanas que recibieron la vacuna.
También dio crédito a las discusiones con el pastor Soto y sus voluntarios.
“Funciona como una gran cadena”, dijo Losso.
Poco a poco, la cadena de información se está construyendo, dijo Cintron de Enterprising Latinas.
“Debemos seguir trabajando con otros socios de la comunidad para distribuir y hacer llegar nuestro mensaje, especialmente entre los jóvenes”, aseguró Cintron.
La Coalición Unidos por Wimauma está entre esos socios. UnidosUs, la mayor organización de derechos civiles de los hispanos en Estados Unidos, también se ha unido a la campaña educativa en Tampa, dijo.
Estos esfuerzos son más eficaces cuando se ejecutan a nivel local, se gestionan a nivel estatal y reciben apoyo federal, dijo Crystal Paulk-Buchanan, portavoz de FEMA en Atlanta.
“Todo el mundo tiene un papel que desempeñar para que los floridanos se vacunen y acaben con la pandemia”, dijo Paulk-Buchanan.
Los hispanos y los afroamericanos de Florida siguen vacunándose a un ritmo muy inferior al de los blancos, según un análisis publicado por la Kaiser Family Foundation. Los blancos de Florida tenían 2,1 veces más probabilidades de vacunarse que los afroamericanos y 1,6 veces más que los hispanos. Esto es así a pesar de que estos grupos minoritarios tienen una mayor proporción de infecciones, hospitalizaciones y muertes por COVID-19.
Florida se ha asociado con 250 iglesias para administrar más de 90,000 dosis de vacunación y ha llamado a más de medio millón de puertas en un esfuerzo por llegar a las comunidades desatendidas de Miami, Tampa, Orlando y Jacksonville, dijo Jason Mahon, portavoz del Departamento de Salud .
Cielo Gómez, de 39 años, quien trabaja en el Consulado de México y fundó la organización sin fines de lucro Casa Chiapas en Tampa, está utilizando sus páginas de Facebook y WhatsApp para difundir la información, publicando boletines de su oficina y del Departamento de Salud.
“Estamos todos juntos en este esfuerzo”, dijo Gómez.
También lo está la activista Isaret Jeffers, fundadora del Colectivo Árbol, una organización sin ánimo de lucro con sede en Tarpon Springs. Su grupo ha estado organizando clínicas y vacunaciones para los trabajadores agrícolas en todo el centro de Florida.
“Hoy, más que nunca”, dijo Jeffers, “la información significa poder”.