Por Mario Quevedo
Especial para CENTRO Tampa
Y de nuevo a la carga; dos semanas largas y útiles que conllevan acontecimientos que dan sentido a la vida.
El Día de Acción de Gracias o el Día de Dar Gracias que acabamos de pasar, es para mí una de las fechas más bellas e importantes en el calendario.
Una nación que mantiene un día especial con ese motivo es un país extraordinario. Ejemplo de lo que se debe ser. Dar gracias a Dios por las bendiciones recibidas es algo que el resto del mundo pudiera y debiera copiar. Por eso damos gracias al vivir en libertad con la familia a nuestro alrededor.
Por otra parte, un viaje rápido y lento a Miami. Rápido pues solo fueron dos días en aquella ciudad; ni tiempo para ir a tomar café en la Calle 8, ritual milenario y necesario para revitalizar el presente que perdimos hace más de medio siglo. Lento por recuerdos y ganas de hacer. Muchas ganas y no poder…. se siente, aunque se disfrute la visita con la hermana, su esposo y la familia.
Es duro entregar lo acumulado. Si lo hemos valorado como para guardarlo, es difícil entregarlo, aunque sea con seguridad de que no van a pasar esos recuerdos a ser parte de una enorme fogata. Fueron ocho cajas que con mi hijo entregamos al Padre Menéndez en Iglesia del Corpus Christy. Allí, el sacerdote tiene un tesoro cubano. No solo recuerdos, sino objetos de un valor histórico que conforman nuestra identidad.
Al otro día, a disfrutar de una tarde de casi conferencia con uno de los héroes de nuestros tiempos, Félix Rodríguez. Llegaron también dos oficiales de una escuela de inteligencia interesados en estudiar sus experiencias. Félix recorrió esa vida de aventuras y nosotros disfrutamos con su presencia y narración.
Fueron recuerdos que dejamos. Revistas de La Patria Libre; trabajo de un grupo de educadores cubanos que en los años 60 mantenía una escuelita en un parque y luego en un local alquilado, un programa radial y aquella revista. Todavía queda en nuestra ciudad algún -hoy viejo- alumno que, de niño aprendía de la Cuba perdida.
Fotos, cartas, documentos, algunos números de La Voz Hispana que publicamos casi 20 años y retazos de otras publicaciones trataron de llenar el vacío.
Nosotros hemos hecho y me duele que quede tan poca huella. Me niego a vivir la inspiración de José Angel Buesa “Poema del Renunciamiento” … “pasaras por mi vida sin saber que pasaste”. Tenemos derechos y responsabilidades sobre nuestras vidas y, por lo tanto, con nuestro entorno y sí, quisiera dejar saber que he pasado.
Ya no sabemos del inicio de nuestra radio o de la televisión que disfrutamos. Los Carnavales de Tampa, con Columbus Dr. cerrada y miles de personas disfrutando y bailando. El Club Cívico Cubano, el pequeño y dedicado grupo que lo inicia …. Los campeonatos de pelota y viajes y visitas de equipos de Miami. Aquella piscina donde las “muchachitas”, con sus bikinis escandalizaban a las señoras mayores. El “Sabadito Alegre”. La época activa de los Presos Políticos Cubanos llevando con orgullo su sentimiento a las más altas esferas públicas.
Actividades que encontraban espacio en la esquina de Columbus Dr. y Dale Mabry y que, después del asesinato del derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate, ha pasado a ser conocida como Brothers to the Rescue Corner, con el monumento dedicado a los asesinados por el régimen.
El “Club 15”, con un grupo de mujeres que ayudaban a cubanos que se entrenaban cerca de nuestra ciudad con el sueño de regresar a reconquistar la libertad. En esa casona en la calle Gladys aquellas mujeres; entre ellas la querida María Antonia Guzmán, acabada de fallecer, se reunían con ese propósito. Una resonante campanita mantenía el orden. En el segundo piso yo visitaba a la que luego sería mi esposa y madre de mis hijos. A las nueve de la noche la campanita anunciaba el final de la reunión y de la visita sacando a hacer sus necesidades a la perrita “Careta”.
La Cámara del Comercio Latino del Área de la Bahía de Tampa logró que la convención nacional de cámaras latinas tuviera lugar en Tampa. El Presidente Reagan viajó aquí a reconocer nuestros empresarios. A mí se me ocurrió imprimir banderitas que por una cara tenían la bandera americana y en la otra cara la cubana. En la madrugada, junto al Padre Manuel y Enrique y Yita Gonzales, nos dimos a la tarea de presillar las banderitas a pitillos plásticos. Cuando el Presidente entró en el salón, fue recibido con un mar de esas banderitas.
Hay mucho más de esta historia que ahora me propongo, con el visto bueno de mi Directora, ampliar en el futuro próximo.
Quevedo es periodista cubano. Trabajó en radio, televisión y tuvo su propio periódico ‘La Voz Hispana’. Para comunicarse con Quevedo: marioquevedo1@aol.com