Por Iliana Najarro
Tampa Bay Times
TOMMYTOWN - Las más jóvenes esperaron en sus lugares, mientras dos muchachas mayores se paraban frente a ellas.
“Hola, soy Daniela”, dijo una de las jóvenes. “Esta es Sarah”, agregó, señalando a su amiga.
Sarah Cruz sonrió.
“Hemos estado bailando desde que éramos muy pequeñas”, comentó Sarah, “y ahora estamos aquí para enseñarles”.
Así, ambas pidieron a sus estudiantes que enumeraran sus nombres. También que respiraran y se calmaran. Les mostraron a las chicas cómo ponerse en primera posición. Y con eso, Sarah y Daniela Figueroa, ambas de 17 años, comenzaron a dictar su primera clase de ballet folklórico en el mismo lugar donde aprendieron a dar pasos y giros.
Ellas crecieron con estas clases matutinas y gratuitas en la capilla, ahora convertida en centro de recreación. Ambas compartieron actuaciones y cosieron algunas de las coloridas faldas que son parte del atuendo del ballet. Y recientemente, cuando el instructor anterior estaba demasiado ocupado para continuar dando lecciones, ellas dieron un paso al frente para tomar la posta. Es voluntario. No les pagan ni ganan créditos por servicio comunitario. Pero si no hacen esto, ¿quién más lo haría?
Así es como funcionan las cosas en Tommytown. Uno se conforma con lo que tiene, se devuelve lo que se puede y se espera por un futuro mejor. Tommytown se encuentra en una zona no incorporada del este del condado de Pasco, justo al norte de Dade City.
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Vista aérea de la intersección principal de Tommytown que conforman la 21st Street y Lock Street. En el lugar hay una estación de servicio Citgo, un pequeño supermercado y una taquería.
Lock Street atraviesa el corazón de la ciudad. Tiene casas e iglesias a ambos lados. En la intersección más concurrida hay taquerías, una tienda de segunda mano y una gasolinera donde ondea una bandera estadounidense, además de una mexicana.
El barrio abarca 72 cuadras. Hay aproxidamente 350 casas, en su mayoría formadas por familias inmigrantes multigeneracionales. Es un lugar en transición lenta. Algunas casas son más nuevas y están bien mantenidas. Una se vendió recientemente por $112,000. A pocas puertas de distancia, otra propiedad, con chozas deterioradas, se vendió por $100. Incluso algunas todavía dependen de fosas sépticas.
La comunidad, como la vecina ciudad de Dade, lucha con salarios estancados, dijo el comisionado de Dade City, Scott Black. Los locales han cambiado el trabajo en campos y fábricas por empleos de construcción que pagan mejor.
Los forasteros piensan que la ciudad es peligrosa, pero el crimen es peor en lugares como Wesley Chapel y Zephyrhills, dijo el mayor Tait Sanborn de la Oficina del Sheriff de Pasco. Esas áreas están cerca de las tiendas interestatales y principales.
Hace poco más de una década las calles de Tommytown estaban tan desordenadas que los niños que jugaban afuera se veían atrapados por tormentas de polvo cada vez que pasaba un automóvil.
El financiamiento federal eventualmente proporcionó un lavado de cara necesario. Pero el carácter del área se ha mantenido igual. Es el lugar donde un activista se convirtió en el alcalde no oficial, inspirado para hacer un cambio después de la muerte de un niño migrante. Es donde el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas realiza incursiones ocasionales. Es donde Sarah y Daniela han visto a algunos amigos involucrarse en el tráfico de drogas o embarazarse siendo adolescentes, y donde han visto a otros irse a la universidad.
Es el lugar donde la señora del puesto de frutas regala dulces, donde los vecinos se acercan a una despensa de comida comunitaria y donde se encuentra con su mejor amigo.
Recientemente Daniela le envió un mensaje de texto a Sarah mientras buscaba una banca con su hermana de 11 años, Jocelyn. La misa del domingo estaba por empezar algo tarde, dándole a Sarah la oportunidad de revisar su teléfono y llegar a tiempo para ayudar en la cabina de sonido.
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Un grupo de feligreses reza durante una jornada dominical en la iglesia de la Misión de la Casa de la Resurrección, una congregación luterana . Ese día los sacerdotes estaban fuera, por lo que el servicio continuó con un reemplazo voluntario.
Ese día los sacerdotes estaban ausentes, pero los vecinos se conformaron con un líder voluntario dentro de la iglesia de la Misión de la Casa de la Resurrección y que alguna vez fue un salón de billar. Al comienzo del servicio se invitó a los niños al altar para que canten.
Tommytown comenzó como una subdivisión llamada Lake George Park en la década de 1920. Fue renombrado para honrar a Tommy Barfield, quien en la década de 1940 construyó viviendas para familias blancas que trabajaban en la cercana planta de procesamiento de cítricos, según el historiador local William Dayton.
En las décadas de 1960 y 1970, los trabajadores migrantes, en gran parte de México, comenzaron a mudarse, después del trabajo de campo estacional, con cónyuges e hijos que a menudo se quedaban en Tommytown de manera más permanente. Durante años, los propietarios ausentes permitieron que las casas se deterioraran. Los residentes vivían sin servicios básicos, como alumbrado público, conexiones de agua y alcantarillado. El vecindario no recibió sus primeros sistemas contra incendios hasta 1991.
Margarita Romo, fundadora de la organización sin fines de lucro Farmworkers Self-Help Inc., asumió la responsabilidad de asociarse con organizaciones externas para mejorar el vecindario, pieza por pieza. Ella es una ex trabajadora de campo que vio de primera mano las peligrosas condiciones laborales y de vida que enfrentaban los migrantes. Así Romo se convirtió en una defensora ypresionó por los derechos de los inmigrantes en la capital del estado.
Sin embargo, muchas iniciativas demostraron ser de pequeña escala y sin impacto duradero. A principios de la década de 2000, Tommytown era una de las áreas más grandes de deterioro en el condado de Pasco, según el ex director de vivienda del condado George Romagnoli.
“Era una especie de barrio olvidado”, dijo Romagnoli.
Romo y Romagnoli trabajaron juntos para solicitar fondos del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano. Obtuvieron un préstamo por alrededor de $13 millones. En última instancia, pagaría carreteras pavimentadas, conexiones de agua y alcantarillado y reparaciones del hogar, pero el proyecto se prolongó, con retrasos repetidos, durante años. La mayor parte se completó hace una década.
Mientras tanto Daniela y Sarah se enfrentan a la perspectiva de la universidad y, con ella, a la posibilidad de abandonar Tommytown.
Daniela quiere ser patóloga forense. Sarah no descarta estudiar psicología o consejería para ayudar a los niños que se sienten excluidos por su origen.
“Sé cómo se siente ser juzgado por el mundo exterior”, dijo Sarah.
Tanto Sarah como Daniela están entusiasmadas por comenzar un nuevo capítulo en sus vidas. Ambas están nerviosas por todos los cambios que traería. Sin embargo ninguna de las dos tiene prisa por irse todavía. Esto es su hogar.
Otros residentes emprendedores de Tommytown han trabajado para lanzar pequeños negocios. La lista incluye a Angel Molina. El joven, de 23 años, es dueño de una barbería. Molina aseguró que ha recibido ofertas de trabajo en Tampa y Lutz. Pero, por alguna razón, no puede verse dejando Tommytown, el lugar donde creció.
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Angel Molina, de 23 años, atiende a Esteban Pérez, de 21 años, después de cortarle el pelo en su barbería, la Barbería de Azteca ubicada en la calle Lock. Molina creció en Tommytown, decidió quedarse y comenzar su negocio propio.
“Aquí es donde está toda mi gente”, dijo Molina.