El título seguro les hace pensar que hablo de individuos con aspecto juvenil, jeans, camiseta y seguramente un hoddie (suéter con capucha) para cubrir sus rostros, mientras en alguna sala de computadoras públicas buscan intervenir alguna red gubernamental o bancaria para crear un caos desde su profundo conocimiento informático. Percepción equivocada.
Hoy los terroristas informáticos pueden estar en nuestra casa, en la oficina o en un automóvil. Incluso nosotros mismos podríamos serlo o haberlo sido en algún momento. Los terroristas informáticos son los que emiten mensajes de terror a través de conexiones digitales, redes sociales, mensajes de texto o por donde se les ocurra con aparatos y conexiones de Internet que pueden llegar a un número indeterminado de personas y crear un pánico jamás sentido destruyendo vidas y familias. Tal vez nunca lleguen a enterarse del daño que causaron. Sin embargo, "Ignorantia legis neminem excusat" del latín, la ignorancia no exime del cumplimiento de la ley. Este es un principio de Derecho que indica que el desconocimiento o ignorancia de la ley no sirve de excusa para no cumplirla.
Cada día, cada minuto, cada segundo, se comparte contenido a través de las distintas vías de comunicación sin la más mínima idea de dónde viene, sin verificar fuentes, sin estar si quiera claro de lo que se refiere. Alguien lo manda, otro lo recibe y se hace eco. ¡Esto debe parar!
Ni Facebook, ni WhatsApp, Twitter, Instagram o cualquier otra red que se utilice es culpable. La responsabilidad del terrorista informático que esparce esa desinformación en el nodo de conexión, el creador del caos, del terror.
Hace unos días, Andrea, mi esposa, quien se ha curado del terror que causan estos terroristas informáticos simplemente no creyendo de antemano y buscando verificar lo leído, me comentaba cómo irresponsablemente personas oriundas de la tierra en donde permanece su familia en Cabimas, Venezuela, "desinformaban" que, desde un helicóptero, estaban disparando a los manifestantes en las calles, quienes exigían la restitución del servicio eléctrico y el agua potable.
La abuela de mi esposa, sus tías y primos viven en Cabimas, pilar de la economía venezolana por su producción de petróleo y producto del desastre eléctrico de Venezuela, donde las comunicaciones son prácticamente imposibles, ¿imaginan que ella hubiese creído ese cuento del helicóptero y que no hubiese podido corroborar que era información falsa, dos días más tarde cuando finalmente pudieron comunicarse con sus familiares? Considero estas irresponsabilidades comunicacionales, desde mi ignorancia legislativa, como un delito mayor.
Estudios métricos de Tweetbinder.com muestran que cada tuit tiene un alcance de 10 tuiteros por cada seguidor, estamos hablando que, si una persona postea un tuit y cuenta con 100 seguidores, está llegando a 1,000 personas, pero si de esas 1,000 solamente 10 comparten el mismo contenido hablamos de 10 mil tuiteros en cuestión que reciben el mensaje posiblemente en segundos.
Seamos responsables cada día más con el contenido, seamos prudentes, las raíces de nuestra educación más que nunca deben estar presentes, si no tengo nada bueno que decir es mejor no decir nada: verifique, compruebe, pregunte a ese terrorista informático dónde obtuvo esa información, desmontemos este pánico digital infundado por la ignorancia comunicacional.
Muchos mercenarios del teclado apuntan a generar pánico, señalando y 'robando' fotos de cuentas personales y sacándolas de contexto; otros extraen declaraciones segmentadas para cambiar de contexto situaciones delicadas.
En Venezuela, la hiperinflación, la violencia y la escasez de alimentos y medicinas están a la orden del día. Así como el regreso de enfermedades como el cólera y la malaria. Cada vez más niños mueren por causas relacionadas con el hambre y la desnutrición.
Se estima que más de 1.1 millones de venezolanos se han asentado en Colombia, casi 506,000 en Perú, 288,000 en Chile, 221,000 en Ecuador, 130,000 en Argentina y 96,000 en Brasil. Alrededor de 300,000 venezolanos están en Estados Unidos y más de 255,000 en España, según la Organización Internacional de Migración de Estados Unidos.
Lo cierto y comprobable es que se debe crear conciencia que más de 3,4 millones de venezolanos, 5,000 por día en 2018, abandonaron el país en busca de comida, trabajo y una vida mejor.
Se atribuye al político alemán cercano a Hitler, Joseph Goebbels, la frase "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad". Hoy en día muchos afirman en las calles, en conversaciones diarias: "Yo vi en Facebook esto y aquello y es verdad". Les deseo suerte en su andar terrorista, irresponsablemente generando un estrés innecesario capaz inclusive de crear una angustia que a más de una víctima puede haberles quitado la vida producto de un ataque al corazón.
Carlos Bohórquez es periodista venezolano. Reside en Tampa. Para escribirle: idiomadeporte@gmail.com
***
MÁS NOTICIAS: https://www.centrotampa.com/