TAMPA- Para Juan Fernando Agudelo la palabra adversidad no existe. Sin manos ni piernas, el joven de 27 años va por la vida tomando retos y superándolos. Sin piernas aprendió a caminar, correr y jugar fútbol; sin manos aprendió a comer, bañarse por sí mismo, escribir y hasta pintar.
Contrario a otros casos, la discapacidad de Agudelo no es producto de un accidente. Así nació y nunca se encontró una causa médica.
"Soy absolutamente feliz, totalmente feliz y no me arrepiento de haber llegado a este mundo sin manos ni piernas. Soy una persona común y corriente. Me considero una persona con la mente completamente hecha. Estoy saludable, no tengo nada más que pedirle a la vida", dijo Agudelo.
Cara a cara con su discapacidad, Agudelo no se queja ni se acongoja, por el contrario, sabe que entre más grande sea el reto, más intenso será su tesón para lograr el objetivo, finalizar sus estudios superiores en la Universidad del Sur de la Florida (USF).
"Quería estudiar en la universidad y ya estoy cursando el segundo semestre de Arte en USF", comentó Agudelo, orgulloso.
Aunque Agudelo es muy independiente, está también consciente de su discapacidad física y acepta ayuda cuando se requiere.
"Tengo una discapacidad física y de pronto sí requiero asistencia con ciertas cosas, especialmente cuando estoy en la universidad. Pero me gusta hacer las cosas por mí solo", dijo Agudelo mientras se acomodaba en un sillón junto a su madre Dora Cecilia Lago.
Llamado a vivir
Juan Fernando Agudelo nació en Medellín, Colombia, el 6 de septiembre de 1991.
Agudelo fue un niño muy deseado desde que estaba en el vientre de su madre. Pero cuando nació, la noticia de que tenía una discapacidad sorprendió a su madre quien con entereza sorteó los desafíos que la vida le presentó.
"Aunque sabía que Juan era una bendición en mi vida, después de que nació yo trataba de cubrirlo para protegerlo de las miradas de la gente y siempre lo sacaba muy cubierto para que nadie notara que le faltaban brazos y piernas. Quería protegerlo de la burla de los demás, del morbo de la gente", comentó Lago.
Agudelo tenía apenas siete meses de nacido cuando su padre John Jairo murió en Medellín víctima de la violencia en 1992. Además del reto de tener un recién nacido sin extremidades, Lago tuvo que educar a su hijo sola.
Agudelo empezó a crecer, gatear y movilizarse por la casa. También aprendió a sostener un lápiz y rayar paredes, comentó su madre.
Lago empezó a tocar puertas en Medellín y logró que su hijo tuviera las primeras piernas de "palo" cuando cumplió un año y medio. A la familia se le abrió una ventana de esperanza cuando Lago conoció a Juan Darío Medina, con quien se casó y tuvo su segundo hijo, Sergio Medina.
Vivían en Sabaneta, a 8 millas del centro de Medellín, y con la ayuda su padrastro, el pequeño Juan aprendió a caminar e incluso nadar. Con la influencia de su nuevo esposo, Lago aprendió a dejar de ser víctima de prejuicios y a mostrar a su hijo mayor tal y como es.
"Ya no lo arropé más", dijo Lago.
Agudelo aprendió a bregar con miradas inquisidoras y preguntas indiscretas. Si alguien quiere saber qué pasó con sus brazos y sus piernas, en tono de juego suele contestar: "Me las comí" y continúa con su vida.
Agudelo ha recibido regalos de vida inesperados. El fútbol es su pasión y en una ocasión, por intercesión de un periodista radial, su ídolo, el famoso arquero Miguel Calero conversó con él telefónicamente. Y después, en una tarde de 1999, Calero y el resto de los integrantes del Atlético Nacional se aparecieron en su casa y compartieron con él. Ese mismo año, 1999, Agudelo hizo un saque de honor para el Nacional. Calero falleció en 2012, pero Agudelo conserva fotos de su encuentro.
Aun con su discapacidad, Agudelo fue educado igual que su hermano; ambos asistieron a la Escuela Primaria Sabaneta la Doctora.
Según la madre de Agudelo, Sergio llevaba en hombros a su hermano Juan y no había excusas para inasistencias escolares. Y si necesitaban ser disciplinados en casa, "chancla y correa" se hacían presentes para ambos.
Agudelo vivió sus primeros años en Colombia, pero su madre y él sabían muy bien que allá no encontrarían el apoyo necesario para hacer más fácil su vida con discapacidad. Agudelo necesitaba mayor movilidad, piernas ortopédicas y ya veían el norte como una opción para lo que buscaban.
Viaje y piernas prostéticas
La madre de Agudelo, entonces divorciada, siguió tocando puertas y gracias a reportajes publicados en prensa y televisión en Colombia, llamaron la atención de patrocinadores. Uno de ellos en Yauco, Puerto Rico a donde viajaron para la adaptación de las primeras prótesis. Más tarde, lograron contacto con la organización Healing the Children en Connecticut y con visa médica Agudelo y su madre viajaron a Estados Unidos en donde se le diseñaron sus primeras piernas prostéticas.
La estancia de Agudelo en Estados Unidos se extendía cada seis meses por la necesidad de las evaluaciones médicas de las prótesis; más tarde, en Nueva York le hicieron las segundas prótesis, y en 2009, en Philadelphia recibió las prótesis que usa ahora. Dentro de los tratamientos para corregir y dar mayor movilidad a Agudelo, se incluyó una cirugía de reemplazo de cadera.
Por recomendación médica, Agudelo dejó de practicar fútbol desde su cirugía de reemplazo de cadera en 2009.
En 2005, la madre de Agudelo se casó nuevamente. Sus posibilidades de una mejor vida aumentaron ya que obtuvo la residencia permanente en Estados Unidos.
Posteriomente se hizo ciudadana estadounidense y pudo reunirse con su segundo hijo Sergio quien después de 13 años de estar en Colombia pudo viajar a EEUU. La familia de tres vive ahora en Tampa en un modesto apartamento cerca de USF, después de mudanzas entre Connecticut y Nueva York,
Pintor naciente
Aunque a Agudelo le hubiese gustado ser diseñador gráfico, se inclinó por las artes visuales en USF. La carrera es demandante, pero Agudelo se le mide a todo.
Para costearse sus estudios, Agudelo recurre a ayuda financiera de la universidad, pero para pagar sus materiales con frecuencia concursa para obtener becas, como la más reciente de $500 dólares otorgada por la Coalición Hispana de Artistas, CHA, de la Bahía de Tampa.
"Cuando estaba en la preparatoria de Long Island City apliqué para una beca y como estaba en la lista de honores, me gané la beca de $5,000 dólares. Con eso compré muchos de mis materiales", comentó Agudelo.
Fuera de las clases de dibujo, escultura y cerámica, Agudelo invierte su tiempo libre pintando. Prefiere los colores en tonos rojos encendidos, amarillos, negros y naranjas. "Con esos colores me siento libre, se me va el estrés", afirmó Agudelo.
En la sala de su apartamento tiene un caballete y ahí juega con sus colores y texturas. En esta materia es autodidacta, pero le encantaría recibir instrucción formal para avanzar como pintor.
"De pequeño tomé una clase con Dorián Flórez, un pintor colombiano muy famoso, pero eso es todo lo que he estudiado", explicó Agudelo mientras enseñaba algunos de sus oleos.
Su primer cuadro lo hizo a los 8 años. Muestra a su madre y a él en tonos rojos, con cabezas desproporcionadas y reflejando la discapacidad de Agudelo.
"Este cuadro es muy valioso para mí porque es un tributo a la maternidad, es un reconocimiento a todas aquellas madres que se quedan solas y tienen que cuidar a sus hijos solas, hacerse recursivas y sacar a sus familias adelante", aseguró Agudelo.
Sencillo, Agudelo reconoce su talento pero admite tiene mucho por aprender. "Comparo mis cuadros con verdaderos artistas y sé que me falta mucho por aprender, pero también sé que voy por la ruta correcta", dijo Agudelo.
Ben Cardoso, vicepresidente de CHA, contó que Agudelo tiene potencial.
"Es un muchacho con muchas ganas con lo del arte... Pinta muy bien. Sigue aprendiendo y tiene ganas de darle fuerte", dijo Cardoso, quien es un artista cubano americano radicado en Tampa."Agudelo es todo un ejemplo. La fortaleza de carácter que tiene para pintar, ir hacia delante, es un ejemplo para otras personas que pudieran tener dificultades, pero lo más interesante es que no habla de sus dificultades".
Soporte familiar
Agudelo no negó que hay momentos en que se pregunta ¿por qué él? ¿por qué tuvo que ser él quien naciera sin brazos ni piernas? Pero luego recapacita y se responde a sí mismo: "Porque tengo una misión en la vida".
Con su ejemplo de entereza y superación Agudelo es un referente para su hermano Sergio, quien estudió dos semestres de ingeniería agrícola en Colombia y ahora se enfoca en trabajar para pagar cuentas junto con su madre.
Sergio trabaja en una en estación de gasolina Wawa de 6 a.m. a 2 p.m. y en el restaurante Don Julio de 5 p.m. a 10 p.m.
"Mi ejemplo a seguir es mi hermano porque a pesar de sus limitaciones logra lo que se propone. Mi hermano es un modelo a seguir. !Tanto empuje para lograr lo que ha buscado! Verdaderamente es una inspiración para que yo regrese a la universidad", comentó Sergio.
La madre de Agudelo también trabaja en Wawa en el turno de las 5 de la mañana y sale al mediodía porque quiere pasar la tarde en casa para apoyar a sus hijos.
Agudelo aseguró que su discapacidad se ha hecho ligera con el apoyo de su familia. "Si yo no tuviera el apoyo de mi familia, no sería quien soy hoy en día", reconoció Agudelo.
El joven pintor agradece a diario por la vida. Y con frecuencia se pone en los zapatos de los más desafortunados, pero no juzga, observa.
"Hay personas que están en la calle, no tienen qué comer, están pidiendo, pero no los juzgo porque uno no sabe cuál es la vida que llevan, qué les ha pasado, los obstáculos que tienen", contó Agudelo.
Y agregó: "Pero una cosa sí les digo, así como la falta de extremidades no me hacen sentir menos, nadie debe sentirse menos que otros".
Los impedimentos uno mismo se los pone en la cabeza, según Agudelo. "Sáquese de la cabeza lo que tiene y sueñe que usted puede lograr sus sueños y sus metas. Todo es posible".
Agudelo está listo para acudir a su cita médica para que sus prótesis sean evaluadas.
"Necesito otras, estas ya están muy viejitas y me están dando problemas". Si está en casa, Agudelo no usa sus prótesis, solo cuando va a la escuela o a algún evento público para que su movilidad sea mejor.
Lago dijo que su hijo siempre encaró la vida con decisión y fortaleza espiritual.
"Él nunca se hizo chiquito frente a los problemas", afirmó. "Es todo un berraco".
Agudelo exhibirá dos de sus obras en el próximo evento de CHA, "Arte en Movimiento" programado para el 12 de abril en las instalaciones de Casa Don Vicente en Ybor City, 1915 N. Avenida República de Cuba.
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