Habían pasado varias semanas y la dirigencia opositora venezolana no mostraba una acción contundente, más allá de encendidos mensajes en redes sociales.
De repente, en la madrugada, reaparece en las calles de Caracas, Leopoldo López, el preso político más vigilado del régimen castro madurista y el privado de libertad más simbólico en Latinoamérica.
Alcanzar una lectura detallada de los hechos del pasado martes 30 de abril en Venezuela, reseñada como una rebelión cívico militar, implicará mucho tiempo, en medio de la desinformación, las especulaciones y especialmente la capacidad de maniobra - que de manera precaria- todavía tiene el régimen.
Lo único concreto es que Leopoldo López está en las calles, luego de 5 años de prisión. Independientemente de que su destino inmediato podría ser el exilio, su presencia al lado del presidente interino Juan Guaidó, protegido por un grupo de militares y funcionarios de la policía política, deja por lo menos claro, que la cadena de mando del régimen está totalmente fracturada.
Guaidó y López, llamaron a viva voz a una rebelión en el corazón de una instalación militar. Contaron con el apoyo de componentes castrenses, empezaron a recibir de manera ascendente el apoyo popular en las calles. Luego ocurrió lo esperado, el régimen jugó las únicas cartas que les queda: represión y censura.
El otro hecho inequívoco, que se suma al abultado expediente genocida de la narco dictadura, es la cruenta imagen de tanquetas militares atropellando a manifestantes. Un registro que quedará para el inventario criminal de Maduro.
La rebelión continuará, a pesar de haber sido controlada con las armas y el combustible asesino de los grupos paramilitares financiados por el régimen.
A pesar de la falsa cohesión que muestra el régimen y sus cabecillas, en lo interno, la guerra entre las mafias llegó a su momento más agudo - y sin duda -culminante. Todos los hechos reiteran, que el heredero de Hugo Chávez no es más que una ficha indeseable que se negocia tras los hilos de potencias mundiales. No más que eso.
La secuencia confusa de acontecimientos, deja claro nuevamente, que se trata solo de cabecillas de organizaciones criminales que ganan tiempo para encontrar la salida menos traumática.
¿Por qué López está libre? Se trata de una fragmentación dentro de las fuerzas del régimen, un desafío directo de los factores internos enfrentados a Maduro, o es producto de acuerdos políticos que saldrán a la luz más adelante.
Reiteramos que es muy pronto para ver esta película completa y todas sus subtramas. Todo apunta a que pesar de la victoria simulada de Maduro y de las persecuciones que están por venir, la oposición ganó algo de oxígeno ante un colectivo cuya esperanza estaba de nuevo agonizando.
La imagen de Guaidó y López tiene una simbología de desafío al régimen, que necesitaba la oposición en este juego de ajedrez interminable en donde todos parecen estar perdiendo, especialmente una población que sucumbe ante una emergencia humanitaria, que se agrava cada segundo.
La libertad de Leopoldo López podría contrastar con la prisión de otros en las próximas horas. El régimen sabe que lo único que puede ganar es algo de tiempo.
Fernando Martínez es un periodista venezolano. Para comunicarse con el autor, escriba a: mfernando30@hotmail.com