Por Robert Mazur
Especial
El hermano del presidente de Honduras fue sentenciado a prisión de por vida en Estados Unidos por delitos violentos relacionados con las drogas. Entre sus crímenes, que implicaron al propio presidente hondureño, está la manufacturación y distribución de al menos 185,000 kilogramos de cocaína a Estados Unidos convirtiendo a Honduras en un narcoestado y reduciendo a gran parte de la población a la pobreza y el miedo. Sus crímenes son una de las razones por las que los hondureños se encuentran en la frontera de Estados Unidos con México en este momento, tratando de huir de su tierra natal.
Al dictar sentencia contra Juan Antonio “Tony” Hernández el martes pasado, el juez Kevin Castel concluyó: “La evidencia del juicio fue sólida. ... Aquí, el tráfico fue patrocinado por el estado”.
Tony Hernández “actuó como facilitador en sobornos a políticos, incluido su hermano, (el presidente) Juan Orlando Hernández y el Partido Nacional”, dijo el juez. Agregó que el imputado vendía protección del gobierno hondureño en la persona de su hermano, el presidente.
El juez detalló dos asesinatos perpetrados a instancias de Tony Hernández; uno era un cómplice que temía que pudiera cooperar con las autoridades.
En la audiencia de la sentencia, el fiscal federal adjunto Matthew Laroche definió a Tony Hernández como una figura central en una de las conspiraciones de tráfico de cocaína más grandes y violentas del mundo. Agregó que, durante 15 años, Hernández utilizó su poder social y político para operar en Honduras como un narcoestado.
“Pudieron hacerlo al conspirar con algunas de las personas más poderosas de ese país”, dijo Laroche, “incluido su hermano, el actual presidente de Honduras”.
Laroche enumeró una serie de actos horribles: Tony Hernández corrompió a las fuerzas del orden y las fuerzas militares en Honduras con recompensas que los llevaron a participar en el tráfico de drogas y a cometer actos brutales de violencia, incluidos asesinatos. Hernández también aceptó millones en dinero de la droga y los canalizó hacia las campañas del Partido Nacional a cambio de promesas de protección para los narcotraficantes.
“Lo que distingue a este caso es la profundidad de la corrupción que involucró al acusado y co-conspiradores”, dijo el fiscal.
El abogado de Hernández intentó culpar a los estadounidenses por sus propios hábitos de drogas. Había escuchado exactamente este mismo argumento antes, cuando vivía encubierto dentro del Cartel de Medellín. Personas como Pablo Escobar siempre sugerían en broma que “si no hubiera demanda, no habría oferta”.
La corrupción masiva transformó a Honduras en uno de los principales puntos de transbordo de cocaína en el mundo y provocó que el país se convirtiera en uno de los lugares más violentos del planeta. En 2013, la ciudad de San Pedro Sula era el lugar más mortífero del mundo, y dos de cada tres hondureños ahora viven en la pobreza absoluta.
El juez señaló que la cantidad de cocaína que Hernández ayudó a enviar a Estados Unidos ascendió a 1,500 millones de dosis. Según los cálculos del juez, eso equivale a 4 ½ inhaladas por cada estadounidense.
El juez comparó la importancia del enjuiciamiento de Tony Hernández con la importancia de que Estados Unidos atacara a los líderes de La Cosa Nostra en la década de 1970. Esa iniciativa, dijo, llevó a la mafia estadounidense a convertirse en una sombra de lo que fue. En opinión del juez, la sentencia de Tony Hernández iniciaría ese camino con el desmantelamiento de la amenaza del narcotráfico hondureño.
Desde su inminente vida en prisión, lo más importante que puede hacer Tony Hernández por el pueblo de Honduras y Estados Unidos es convertirse en testigo de la verdad sobre el papel que jugó su hermano en los horrendos crímenes perpetrados por el narcoestado de Honduras.

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Robert Mazur stands in front of the private jet he used during the operation when he worked undercover inside the Medellin Cartel.
Robert Mazur, fue agente federal encubierto durante 27 años, es un experto certificado por un tribunal en asuntos relacionados con el lavado de dinero tanto en EEUU como en Canadá. Es el bestseller del New York Times de “El infiltrado”, una autobiografía de su vida encubierta como un lavador de dinero en el inframundo, y fue productor ejecutivo de la película del mismo nombre. Es presidente de KYC Solutions, una compañía que brinda servicios capacitación y consultoría a nivel mundial.