Sin lugar dudas -y esto me atrevo a afirmarlo como camagüeyano testarudo- estamos en la época más bella del año. La temperatura nos permite disfrutar un poquito más en el exterior y utilizar algo de esa ropa un poco más completa que durante el caluroso verano que a veces nos obliga a simplemente el short y la camiseta. A veces esto nos hace sentir un poquito mejor. Pero bueno, eso es una afirmación simplemente personal.
Lo que sí no es persona es el hecho de que acabamos de pasar el “Día de Acción de Gracias” y nos preparamos a celebrar la “Navidad”. Hay que ser afortunados por vivir en tierra que celebra estas dos fiestas y hoy como que tenemos hasta una cierta obligación de reflejar eso en nuestras líneas.
Imagínese usted, una nación que se basa en la centenaria tradición de Dar Gracias al Señor por los bienes concedidos y, en el momento original, a los indígenas que les habían ayudado en la tan necesaria cosecha. Fueron los indios nativos los que ayudaron a aquellos hombres, mujeres y niños de tez blanca que habían viajado en busca de libertad religiosa. Eran unos 100 que se habían lanzado en su búsqueda. Al desembarcar establecieron la primera colonia europea en Nueva Inglaterra. El 11 de noviembre de 1620, sabemos que 41 de los recién llegados firmaron el llamado “Mayflower Compact”, el primer documento para establecer un gobierno independiente en el Nuevo Mundo.
A mediados de diciembre decidieron establecerse en lo que llamaron Plymouth Harbor y ese primer invierno los expedicionarios vivieron en el barco bajando materiales para la construcción de las primitivas viviendas. Un poco más de la mitad de aquellos valerosos aventureros murieron ese primer invierno por el frío y la falta de elementos de primera necesidad.
Los nativos de la región eran distintas tribus de los Wampanoag que vivían en la zona desde unos 10,000 años antes de la llegada de los europeos. Poco después uno de los nativos, de nombre Tisquantum, o Squanto, de la tribu Pawtuxet, había aprendido el idioma de los miembros del grupo de exploradores de John Smith en 1614 al ser capturado con el propósito de convertirlo en esclavo.
Fue ese Squanto el que medió para hacer la paz con las tribus y les enseñó a los colonos como plantar el maíz. En 1621 aquellos peregrinos blancos pudieron recoger la primera cosecha plantada y eso dio la oportunidad de dar Gracias a Dios y a sus amigos. Gracias por los bienes recibidos.
Por otra parte, este mes el calendario nos recuerda el nacimiento en un humilde pesebre en Belén, del nacimiento del Hijo de Dios; el Salvador que es enviado por el Señor para salvar y proteger al hombre.
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Mario Quevedo disfrutó de La Navidad y registrando entre las cosas muy viejas, encontró dos fotos de ese tiempo feliz antes de que cayera la noche. Foto: Cortesía
Fiesta Mayor esta celebración del nacimiento del Hijo de Dios. Días de celebración con la familia y las amistades. Enviar postales navideñas con deseos de felicidad y paz; regalos y adornar la casa con ornamentos donde se recoge el significado de la fecha. Con esos motivos que nos reflejan el Pesebre de Belén y la promesa que nos trae el Niño Jesús.
Primero el día 24, la Nochebuena en vísperas de la celebración del nacimiento del Señor. La tradición de la familia en la gran cena con el lechón asado, arroz blanco, frijoles, tostones y otros. Postres con fruta bomba, toronja, naranja, coco rallado, buñuelos con miel y quesos de todo tipo. Y todo aquello con vino, tinto o blanco según el gusto. Al otro día, en Cuba la llamaban la “montería”, con la misma comida del día anterior. Ese era el día de los niños abrir sus regalos, aunque algunos fueran humildes, y disfrutar de ellos.
Las fiestas continuaban hasta el 31 de diciembre acompañando el Año Viejo y dando la bienvenida al Nuevo y luego, hasta el 6 de enero para recibir los regalos y juguetes de los tres Reyes, Melchor, Gaspar y Baltasar, que habían viajado a ofrecer lo mejor al niño recién nacido; al Niño Dios.
Nada, recuerdos y algo de melancolía por aquellos tiempos que nos llevan de vuelta a una infancia encantada. Pero (no puede faltar el pero de Quevedo), Chicho hoy se siente feliz por haber cumplido cabalmente otro año tratando, aunque haya quien argumente que inútilmente, de mejorar su entorno. Que alguien diga que pudiera haber sido mejor o que se pudiera haber hecho esto o lo otro, bueno, yo solo hablo por mí y mi familia y aseguro estar plenamente satisfecho.
!Felcidades!
Quevedo es periodista cubano. Trabajó en radio, televisión y tuvo su propio periódico ‘La Voz Hispana’. Para comunicarse con Quevedo: marioquevedo1@aol.com