Por Mario Quevedo
Especial para CENTRO Tampa
Caramba, que el tema de Cuba nunca puede ser olvidado o quedarse en el tintero. Más de medio siglo con el dolor de la dictadura a cuestas obliga a visitar el tema con regularidad.
Pasa el tiempo y cambian algunas caras, pero (temprano hoy) todo se queda igual. Ahora tenemos al Diaz Canel; ministro de que se yo, -dicen que el muy animal es hasta “presidente”- que se las da de guapetón y aparece en la televisión arrancándole el teléfono a un hombre que, aparentemente, tuvo el atrevimiento de tratar de grabar lo que sucedía.
Nada, que habrá quien me considere hipócrita o hasta terrorista por volver sobre mis pasos y destacar una vez más que Cuba se niega a extraditar a miembros del Ejército de Liberación Nacional de Colombia que en enero de 2019 destruyeron con una bomba una academia policial en Bogotá dejando un saldo de 22 muertos y 87 heridos. Allá, donde la economía está destruida, los culpables disfrutan la dulce vida de casi héroes por el crimen cometido.
Parece a veces que es más fácil culpar al mundo que juzgar al maldito sistema. No son terroristas; solamente dan cómodo alberge al criminal. Quisiera yo tener la capacidad para poder comprender la diferencia. El que tiene las manos manchadas de sangre por crímenes cometidos en larga historia, es el verdadero y único culpable de la desgracia, dolor y sufrimiento del pueblo cubano.
Mientras tanto, yo puedo ser considerado “hipócrita” o “terrorista” por insistir en la maldad del régimen. Es la sentencia que dicta culpar al mundo en vez de juzgar al maldito sistema de opresión. Me repito pues lo mantengo como verdad: las privaciones del pueblo cubano no se deben a la actitud del gobierno de Estados Unido, o al “embargo”.
Es nuestro pueblo fuera del infierno, el que mantiene a la familia cubana. Es el familiar en Tampa, que muchas veces se priva de algunas cosas, el que mantiene mensualmente a su familia allá. No porque aquellos sean vagos, sino porque el maldito sistema no les permite alcanzar lo necesario para mantener una vida honesta.
A mí me parece hasta un poco falto de vergüenza el buscar como cambiar la dirección de culpabilidad. Cuba nunca fue nación de emigrantes. Había penuria, como hay en todo el mundo. Yo aprendí del dolor de la pobreza y del deber de ser parte de la solución.
Si, había pobreza, pero había esperanza. Había pobreza, pero no dependencia del familiar en Tampa que con sacrificio facilita la vida. Había pobreza, pero no se buscaba la solución en la emigración.
A pesar de lo que algunos trasnochados se empeñen en pensar o decir, el cubano del exilio, o del éxodo si usted así lo quiere calificar, somos los que mantenemos a la familia que allá no puede vivir sin esa ayuda. Yo si estoy cansado de que la intransigencia del régimen no permita al cubano de a pie el poder aspirar a ser capaz de alcanzar sus sueños que no deben florecer solamente al esperar por la remesa del familiar o la oportunidad de emigrar.
Yo estoy cansado de más de medio siglo de dictadura. Estoy cansado de los que tratan de justificar el dolor y necesidad del pueblo cubano culpando medidas del gobierno de Estados Unidos. Estoy cansado de que, con la férrea dictadura, mi pueblo no tenga la oportunidad de ser un pueblo de hombres y mujeres capaces de alcanzar su bienestar económico sin tener que contar con el que manda la familia en Tampa.
En fin, la culpa de las privaciones del cubano común no es de la política de Estados Unidos. El régimen es el único culpable del dolor, la necesidad y el calvario por el que atraviesa el pueblo cubano. Creo que sería infantil o malicioso buscar sencillamente a otro a quien acusar por el dolor y sufrimiento nuestro pueblo.
Podemos seguir el jueguito de cargar culpa a otros mientras tratamos de ignorar la raíz del dolor. Las privaciones del cubano no se deben a medidas tomadas o no por el gobierno de Estados Unidos. Ya hemos tenido en años recientes dos presidentes que han visitado La Habana abriendo paso a ciertas medidas económicas. Hemos visto como todo eso solo ha llevado a más de lo mismo.
Yo solo repito lo que he dicho siempre. Mi pueblo necesita libertad. Entonces podremos comenzar a hablar sobre lo que se puede o no hacer. Mientras tanto no puedo aceptar callado el que se culpe a otros por el dolor y la necesidad del pueblo cubano.
Quevedo es periodista cubano. Trabajó en radio, televisión y tuvo su propio periódico ‘La Voz Hispana’. Para comunicarse con Quevedo: marioquevedo1@aol.com
“Es nuestro pueblo fuera del infierno, el que mantiene a la familia cubana”. - Mario Quevedo.