Por Mario Quevedo
Especial para CENTRO Tampa
Hay veces que se hace difícil llevar al papel lo que queremos decir. A veces es imposible hacerlo porque carecemos de las palabras necesarias para reflejar esos sentimientos. En otras ocasiones sobran las palabras y, a veces, falta el dolor del alma.
Esto me pasa hoy. La muerte de Gabriel Sequeira Romeu, ese Puly inolvidable, agarra el corazón y parece nublar la posibilidad de pensar, mucho menos de expresar lo que sentimos.
Quisiera tener la mente con el recuerdo de detalles que el tiempo parece encaprichado en tratar con vehemencia de olvidar. No es fácil recordar una vida, y mucho menos cuando llegamos a una edad en la que disfrutamos el presente. Cada detalle es determinante y nos parece que esos detalles son despiadados al tratar de borrar esos recuerdos.
Y todo esto porque a veces faltan palabras para decir lo que sentimos. Las palabras sobran y son baratas, pero encontrar palabras que reflejen el alma ya es otra cosa; y palabras que digan como sentimos hoy la muerte de un amigo, eso es como pedir al cielo su intervención.
Todo esto porque sé lo que quiero decir. Sé lo que siento ante la muerte del querido amigo con quien compartí tantos años en la radio. Él y Woody García envejecieron prematuramente con las malacrianzas de este cronista. Y no me da pena reconocerlo. Ellos supieron adaptarse y “aguantar” al entonces jovenzuelo que se creía “profesional” del micrófono. Puly cargó su cruz viendo el reloj llegar a la hora del comienzo del noticiero sin que el “noticioso” apareciera.
Sé lo que quiero decir y lo que siento ante su muerte; pero qué difícil se hace plasmar en palabras ese sueño.
Hablar de Puly es hablar de mi comunidad Y aún más ahora que comienza el Mes de la Herencia Hispana. Es hablar del Club 15, del Club Cívico Cubano y hablar de esas otras obras tremendas que se lograron. Es hablar de llenar un vacío cuando todo nos faltaba
No hubo enfermo que no recibiera ayuda. No hubo familia recién llegada que pasara necesidad. No hubo injusticia que fuera desapercibida. Allí estaba Puly, siempre presente y dispuesto a dar la cara o a solicitar la ayuda que fuera necesaria.
Fueron tiempos excepcionales. Alguien llamaba a la emisora porque tenía un problema terrible; una enfermedad, una necesidad imperiosa, y Puly no demoraba solicitando detalles, sino al aire se lanzaba y encontraba solución.
No fue solo su trabajo en la emisora lo que le dio a Puly el galardón necesario para llegar a cumplir como hombre su amplio espacio con nosotros. Fue todo su trabajo y entrega a la comunidad.
Fueron tiempos difíciles. No como hoy, cuando hay multiplicidad de medios que facilitan esa vida diaria.
En aquel momento la radio era el vínculo de unión no solo entre nosotros, sino con nuestro mundo. Y Puly era la cara de esa nuestra comunidad, embrionaria, pero decidida a ir adelante.
Puly se preocupó no solo por la vida social, sino por la vida del enfermo o de la familia necesitada. Las cosas de la patria siempre presentes en su pensamiento.
No faltaba el día en que no apareciera una familia necesitada de medicinas, víveres o el dinero para cubrir los gastos de la casa y Puly siempre buscaba una solución. Y la comunidad -la radio audiencia-, siempre presente para cubrir el alimento o la despedida final en el entierro.
Fueron años en los que la radio cumplió con la comunidad. Esfuerzos tremendos cuando desastres terribles nos azotaron aquí, en Cuba o en Puerto Rico. Siempre presentes y Puly dando lo mejor.
Fue el hombre que cuando los cubanos nos reuníamos en público, cargaba con las bocinas, micrófonos y el equipo necesario. Nunca, en las cosas de la patria, faltaba su presencia para que se escuchara la voz del que estaba dispuesto al sacrificio. Hasta milagros obró encontrando la electricidad necesaria para que se pudiera alzar esa voz en la calle.
Si hoy nuestra comunidad cuenta con mucho, mucho se debe a Puly. Él fue piedra medular en el desarrollo de nuestra comunidad. Y eso no es mucho decir reconociendo al amigo fundador, al hombre que supo poner el hombro para mejorar su entorno y facilitarnos el llegar a tener presencia.
Al despedirnos de Gabriel Sequeira, nos despedimos del amigo que siempre dijo presente en nuestro desarrollo. Hoy le damos gracias por haber sido siempre el cubano que llevaba en su sangre la música de su familia y su pueblo. Él supo compartir con nosotros ese amor profundo por la tierra que tuvo que dejar pero que nunca olvidó. ¡Gracias Puly; junto a tu familia lloramos hoy tu partida con la seguridad de que juntos nos veremos a la diestra del Señor!
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HOMENAJE
El 26 de septiembre de 3-6 p.m. se realizará un homenaje a la obra y vida del maestro Gabriel "Puly " Sequira Romeu en el Club Cívico Cubano en 10905 Memorial Hwy, Tampa. (Respetando el distanciamiento social y se pide llevar máscara).
Quevedo es periodista cubano. Trabajó en radio, televisión y tuvo su propio periódico ‘La Voz Hispana’. Para comunicarse con Quevedo: marioquevedo1@aol.com