Yo sí hablo de la historia; pues de ella sí tenemos que aprender. Hay hechos que no se pueden olvidar y a veces tenemos que hablar de ellos pues puede haber quien, por haber vivido en un rincón sin luz, pueden desconocerlos, o que pretendan salir con una versión malvada que puedan haber escuchado.
El 24 de febrero dos fechas que, por estar relacionadas con nuestra ciudad de Tampa, nos obligan a referirnos a ellas. En enero de 1895 y, convocados por Martí en la casa de Gonzalo de Quesada en Nueva York, se reúnen los directivos del Partido Revolucionario Cubano dando su consentimiento a la orden de iniciar el levantamiento contra España en la Guerra de Independencia.
A Gonzalo de Quesada se le encomienda traer la orden, escrita en una sencilla hoja de papel blanco para hacerla llegar a Cuba. Al llegar a Tampa es recibido por los representantes del Partido Revolucionario Cubano, encabezados por Fernando Figueredo, delegado del partido, coronel de las Fuerzas insurrectas y alcalde de West Tampa.
Esa noche, se reúnen los dirigentes de Tampa en la fábrica de O'Halloran y el propio Blas O'Halloran prepara cinco panetelas idénticas que son llevadas por Quesada al otro día en el Mascotee a Cayo Hueso donde las entrega a Miguel Angel Duque de Estrada que tenía la responsabilidad de entregar la orden a Juan Gualberto Gómez en La Habana. El jueves 21 de febrero, en el mismo Mascotee, Duque de Estrada viaja a Cuba para entregar a Juan Gualberto Gómez la orden. El 24 de febrero, se inicia la guerra que, por fin, alcanzará la libertad del pueblo cubano.
El 24 de febrero de 1996 es también la fecha de uno de los crímenes más monstruosos del actual régimen. Ese día, los criminales utilizan los más avanzados medios militares para asesinar a cuatro cubanos que se sacrificaron por ayudar a los que escapaban en pequeñas balsas buscando libertad.
Carlos Costa y Mario de La Peña pilotos y Pablo Morales y Armando Alejandre Jr., observadores de Hermanos al Rescate, fueron asesinados ese día en aguas internacionales por los verdugos del régimen. Pilotos y observadores en pequeñas avionetas desarmadas, destruidas por los más avanzados aviones de combate en aquel momento. Todo esto en aguas internacionales y estando las autoridades y Fuerza aérea de Estados Unidos al tanto de lo que estaba sucediendo. Fueron mártires del sueño que tiene todo hombre libre de ser útil a sus hermanos y de la duda criminal de los que tomaron la decisión de no actuar para salvar sus vidas.
Ese día, dos vuelos de los MiGs del régimen persiguieron, durante 53 minutos y en espacio aéreo internacional a tres avionetas de Hermanos al Rescate derribando a dos de ellas y asesinando a cuatro valientes. Durante ese tiempo, los aviones F-15 de la base aérea de Homestead se mantuvieron en estado de alerta listos para tomar acción. De habérseles dado permiso al cruzar los aviones cubanos a las aguas internacionales, dos de los tres aviones hubieran sido salvados. Si hubieran recibido autorización después del primer ataque, seguido todo en los sistemas de protección de Estados Unidos, posiblemente Mario de la Peña y Armando Alejandre hubieran sobrevivido. Sabían, pero callaron y allí están los documentos.
Pero no fue así. La historia no se escribe como yo, o el otro, crea que deba escribirse, sino con la verdad…. Y vergüenza para el que ve cometer un crimen así y simplemente se lava las manos y después procura justificar su decisión. Poncio Pilatos pretendió hacer lo mismo hace ya dos mil años.
Aquí en Tampa, tres Hermanos formaron parte de aquel grupo que cargaron el alma de esperanza para llevarla a los que pretendían alcanzar la libertad. José Morales, Lázaro Farías y Rey Martin tienen ganado el respeto y el recuerdo de toda una comunidad por su valor y entrega. Hasta inclusive, nuestro actual alcalde, Bob Buckhorn, voló con Martin para ser testigo del trabajo y el sacrificio. Él también ganó así el respeto y recuerdo de nuestra comunidad. Allí, en Columbus Dr. y Dale Mabry queda la Esquina Hermanos al Rescate y el monumento recordatorio de aquel crimen del régimen.
Fue tarea de un grupo de valientes asesinados cuya historia, como mucho de la historia actual, no conocen los que han salido de la isla esclava en los últimos años. Por eso y el agradecimiento profundo de "los viejos que sí vivieron la historia", es como obligatorio hablar la verdad con la que lloramos, pero de la que nos sentimos orgullosos. El recuerdo es la verdad más poderosa.
Quevedo es un periodista cubano que reside en Tampa. Trabajó en radio, televisión y tuvo su propio periódico 'La Voz Hispana'. Para comunicarse con Quevedo: marioquevedo1@aol.com
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