TAMPA- En momentos de turbulencia política y social, la idea de un nuevo muro en la línea de frontera entre México y Estados Unidos parece estar muy lejos de perder intensidad. Algunos lo perciben como una tabla de salvación. Otros como un malgasto de dinero.
Pero en la mente creadora del mexicano Bosco Sodi, el muro va más allá para ser visto como un obstáculo de carácter temporal que, por medio de la fuerza colectiva y la participación ciudadana, puede ser desmantelado con la misma intensidad y rigor con que fue levantado.
Recientemente el muro de Sodi fue acogido temporalmente por el Museo de Artes Contemporáneo de la Universidad del Sur de la Florida. Ocurrió en el marco de una exhibición de arte moderno y vivencial en la que el propio Sodi tuvo la oportunidad de levantar su obra con 1,080 ladrillos de greda, importados especialmente desde México.
La muestra está vinculada a una iniciativa más amplia del museo que ha sido denominada El Giro Visible: Artistas Contemporáneos Confrontan la Invisibilidad Política. En esta iniciativa, que estará presente hasta el 2 de marzo, han sido invitados otros tres artistas internacionales: Jorge Tacla, Karolina Sobecka y Tavares Strachan. Cada uno creará una serie de instalaciones como respuesta al fenómeno de la 'invisibilidad cultural'.
En el caso de Sodi la construcción del muro comenzó en las primeras horas del 24 de enero en los terrenos de la USF con la ayuda de estudiantes y voluntarios de todas las edades. En el marco de la instalación del muro, los asistentes tuvieron, al final de la jornada, la posibilidad de desmantelar la obra del mexicano y llevarse un ladrillo a casa. Cada ladrillo fue hecho a mano por artesanos locales en el estudio mexicano de Sodi, en Oaxaca.
El Muro de Sodi tiene dos antecedentes en la escena pública. Primero fue construido en el Washington Square, en Nueva York, durante la mañana de 7 de septiembre del 2017, y por solo un día. Posteriormente otro muro fue construido y desmantelando, según los mismos procedimientos, el 7 de julio del 2018. En esa oportunidad frente al Teatro Nacional de Londres, en el Reino Unido.
De acuerdo con los organizadores de USF, el proyecto de Sodi no solo manifiesta el continuo interés del artista por explorar procesos orgánicos que escapan de su control. Se destaca también su inclinación por la materia. Al mismo tiempo el carácter efímero del Muro enfatiza la idea de que, por medio de la fuerza y participación colectivas, muchos obstáculos pueden ser desmantelados.
Sodi dijo que esta sumatoria de fuerzas es un elemento importante en el entendimiento de su obra ya que consolida el mensaje final del artista sobre el impacto que puede alcanzar un trabajo social y en conjunto para frenar cualquier tipo de barrera.
"A pesar de que no soy un artista político, en estos tiempos uno no puede estar muy lejos de eso. Es complicado en todo el mundo", precisó Sodi, de 48 años. El artista recordó que la idea del muro surgió hace uno años cuando trabajaba en otra pieza en su estudio. Agregó que el concepto tomó forma cuando sus artesanos compartieron ideas, recuerdos y experiencias sobre ir a Estados Unidos y hacer más dinero.
Sodi es también conocido por sus pinturas de gran escala y de colores vívidos, de acuerdo con un comunicado de prensa de USF. El artista deja muchas de sus pinturas sin título, intentando arrancar de ellas cualquier predisposición o conexión más allá de su existencia inmediata.
"Fue muy político en su primer momento, pero después de presentarse en Nueva York, la idea se amplió ya que todo ser humano confronta situaciones en su vida", manifestó Sodi. "Esas situaciones pueden desmantelarse como el muro de ladrillos, pieza por pieza".
Margaret A. Miller, directora del Institute for Research in Art (IRA) de USF, sostuvo que el contexto de la muestra consolidó la idea de la colaboración.
"Ha sido un gran y largo día, pero logramos lo que buscábamos con la participación de todos", dijo Miller refiriéndose a la construcción del muro de seis pies de alto por veintiséis de largo.
Añadió que cada pieza de Sodi se convierte en un recuerdo y en la reliquia simbólica de la conversación entre el artista y su material crudo.
Juan Manuel García y su hermana Jessica, estudiantes universitarios, de 19 y 21 años, respectivamente, llegaron a la exhibición de Sodi animados por el interés de la obra del mexicano a nivel internacional.
"A mí me gusta el trabajo artístico colectivo", dijo Juan Manuel. "Y eso es lo que hemos visto, porque no solo ayudaron voluntarios a levantar el muro. También hemos estado nosotros, como público, para desmantelarlo por pedazos".
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