Como algo perdido en los vericuetos del ya largo camino de la vida, no pretendo caer en los profundos baches de la memoria o en recuerdos casi desarraigados.
Sé que en ocasiones hasta Changó me protege, pero como en Corintios 13: "Cuando era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño, mas cuando ya fui hombre hecho, dejé lo que era de niño". No quiero llegar a ser como metal que resuena, o címbalo que repiquetea.
Nada, descarga de Mario Quevedo, a quien ampara la ternura de la Virgen de los Ojos Dulces que también me adopta y cuida y, cuento con la generosidad de mi editora que tanto me permite, aguanta y estimula al repentista que sin disciplina se atreve a tratar de desarrollar ideas.
Pero hoy esta descarga se concentra en el vivir diario reconociendo que los miserables amantes del régimen cubano, o busca dólares, o aspirantes a persona, o gente con afán de protagonismo; o aquellos que todavía lloran el no poder más besar las ensangrentadas barbas del tirano… Esos, celebran hoy a su manera la próxima visita del embajador del maldito estado cubano a nuestra zona y hacen cola para ser protagonistas de la comparsa.
No será la primera vez que el miserable (nunca he ocultado mi forma de pensar y ya como que estoy muy viejo para cambiar y llamo las cosas por su nombre); pero bueno, no será la primera vez que el menesteroso "embajador" de Cuba en Estados Unidos, José Ramón Rodríguez Cabañas, visite la zona de la Bahía de Tampa. Ya lo ha hecho en ocasiones anteriores.
El alcalde de San Petersburgo Rick Kriseman, quien ha invitado a oficiales cubanos anteriormente y ha visitado la isla esclava en varias ocasiones y la llamada "Alianza por una Fundación de Política Responsable hacia Cuba", junto con el activista Al Fox, que durante años ha trabajado a favor de este tipo de iniciativa, ha tenido un papel central en la invitación y visita.
Como parte de la visita, un grupo de acólitos se sentarán en un almuerzo a disfrutar de los manjares que el pueblo de Cuba hoy ya ha olvidado que existen. Disfrutarán y se creerán personas por poder "compartir" con Cabañas (a veces no utiliza el Rodríguez). El sueño de alcanzar beneficios económicos le turba la mente a algunos que no se dan cuenta de que ese dinero manchado de sangre solo serviría para ensuciar sus manos. Son maripositas en busca de miel. Pero, maripositas al fin.
De una cosa sí podemos estar seguros. Ninguno de esos amantes de la maldad, tendrán conciencia de simplemente preguntar por libertad en Cuba. Esos que se ven deslumbrados por una foto o el prospecto de algunos dólares, no se verán preocupados por la realidad del pueblo cubano que hoy sufre más que nunca.
Esos compinches de la maldad, culparán a la política de Estados Unidos de todos los males que sufre el pueblo de Cuba. Llevan más de medio siglo haciendo eso y, como que no se cansan, pues el fantasma del yanqui invasor y culpable, entretiene al pueblo y desfigura la verdad.
Y ahora, con la soga al cuello (no es la primera vez), ese régimen que el llamado "embajador" representa, llega a decir que los cubanos del exilio pueden invertir en empresas en la isla. Ya que nos les queda a quien asesinar, o a quién botar (pin pon fuera, abajo la gusanera), ahora tratan de engañar de nuevo. Y hay miserables que se dejen llevar por esos cantos de sirena. Ya han pasado muchos años y, son solamente estos, los ecos de los disparos en el maldito paredón donde se sacrificaron a tantos inocentes, o las cárceles donde sufrieron tantos y tantos hermanos cubanos.
Hoy, de nuevo, vuelven a acusar y tratar de responsabilizar al gobierno de Estados Unidos o al cubano que sueña con libertad y que comprende que puede y debe ayudar a su familia, pero (no puede faltar el pero de Quevedo), que a la vez sabe que el régimen es el único responsable del dolor del pueblo cubano. Ya no les queda a quién culpar, o qué excusa inventar. Todo lo que pueda decir el andrajoso vestido de persona y recibido por tontos, ya se ha dicho una y mil veces; pero siempre hay quienes en su afán de tener presencia, se prestan al circo con la aspiración de tener algún reconocimiento. Ya han sido embutidos durante más de medio siglo y ahora aspiran a venderlos; y si para ello tienen que bajar la cabeza ante el representante de la maldad, así lo hacen.
Pero bueno, ya nada nos asombra en la viña del Señor. Hay hombres de piernas flojas; los hay de memoria corta y en Cuba ha habido hombres que supieron gritar "Viva Cristo Rey" al ser asesinados ante el paredón. Hubo miles que murieron en vida, como "plantados" en aquellas celdas, antes de bajar la cabeza. En Cuba, mi hermano, hubo hombres de verdad, no los despojos que hoy venden dignidad por quilos que pretenden ganar.
Quevedo es un periodista cubano que reside en Tampa. Trabajó en radio, televisión y tuvo su propio periódico 'La Voz Hispana'. Para comunicarse con Quevedo: marioquevedo1@aol.com