‘¿Conoces a José Daniel?’, me preguntó el carcelero discretamente cuando los oficiales vestidos de civil me quitaban las esposas mientras me arrojaban en los calabozos de la motorizada, en Santiago de Cuba.
– ‘¡Sí!’, respondí. ‘¡ Buen hombre y amigo!’. El oficial no habló. Se limitó a mover la cabeza en tono afirmativo. No sabía yo a lo que me exponía.
En marzo del 2012, el Papa Benedicto XVI llegó a la isla por Santiago de Cuba. La ciudad estaba militarizada. El Batallón Móvil de Tropas Especiales desfilaba por la ciudad como “disuasivo” ante la importante visita.
Sin que estuviera previsto la policía política y el lápiz del este reportero coincidieron en la entrecalle de Trotcha y Carretera del Morro. Hombres vestidos de civil descendieron de una moto y me llamaron por mis apellidos. Comprendí que las esperanzas de un día común se desvanecían.
“¡Estoy preso! Son tan solo las 9 de la mañana”, pensé.
Desocuparon mi mochila, tomaron mi cámara fotográfica, el viejo teléfono Sony- Ericsson y el dinero de mi billetera. Me retuvieron en la esquina del Coppelita durante más de una hora. Llegó un coche ‘soviético’ con matrícula particular y me llevaron esposado hasta la estación policial en Ferreiro.
Un año antes de la visita papal
José Daniel Ferrer García almorzó en casa tras salir de cautiverio. “Ciudadano cubano, natural de Palma Soriano, Santiago de Cuba, hijo de Daniel y Amelia, casado, desocupado, con instrucción de 12°, con documento de identidad 70072927509, vecino de Calle 7ma final numero 318, Loma Blanca, Palmarito de Cauto, Santiago de Cuba”, según consta en la causa 4/2003, seguida por los delitos de Actos Contra la Independencia o la Integridad Territorial del Estado y 3 delitos contra la Ley 88/99 de Protección de la Soberanía Nacional y la Economía de Cuba”, conocida como Ley Mordaza. Uno de los héroes de la Causa de los 75, de la Primavera Negra.
En el almuerzo de domingo escuché anécdotas de estoicismo ante la brutalidad policial; el liderazgo ante sus camaradas de prisión política; su fe religiosa, unidad familiar; amor a la patria y el trabajo duro para conquistar objetivos. Durante dos horas José Daniel compartió con mi familia. Conversador nato solo interrumpía sus relatos para beber agua.
Condenado a 20 años José Daniel fue liberado junto a sus compañeros de la “Causa de los 75”, por la presión de la oposición democrática encabezada por las Damas de Blanco, el exilio y la comunidad internacional. Su libertad a medias, solo aumento su compromiso con la democracia en la isla. Poco tiempo después de salir de prisión fundó la Unión Patriótica Cubana (UNPACU) proyección política en todo el país.
A finales del 2012 cuando la policía política se ensañó contra Antonio Rodiles, preso en la mazmorra de Acosta y 10 de octubre, coincidimos en casa del líder de Estado de Sats. Allí con Félix Navarro, Moya Acosta, Coco Fariñas y otros compatriotas decidimos machar sobre la ergástula (carcel). Sabíamos a lo que nos enfrentábamos. Ya tenían golpeados y presos a la periodista Yoani Sánchez, a un escritor y un fotógrafo.
José Daniel y yo fuimos en el primer grupo, mientras el Coco, Navarro e Iván Hernández cerraban la comitiva. En el trayecto, de más de una hora, continuamos la conversación sobre el tema Cuba. Yo partidario de la participación de la oposición en las elecciones, él de la resistencia pacífica. Al llegar al semáforo de Acosta y 10 de octubre ya nos esperaba “la pesada”. Nos rodearon y empezó el forcejeo, hasta la llegada de más policías y autos patrulleros. Todos fuimos a parar a la Unidad de Operaciones en la Calle Picota, en La Habana vieja.
Luego de aquella refriega callejera tuve otros encuentros con José Daniel. Recuerdo en especial uno a principios del 2017. En conversación privada le sugerí se presentará a elecciones de gobierno, por las amplias potencialidades de alcanzar puestos en los gobiernos municipales en el territorio oriental, tal y como acababa de hacer la oposición venezolana, dueña del parlamento, mediante el voto opositor. Mantuvo su negativa a participar hasta no tener las garantías públicas necesarias.

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Los disidentes cubanos, desde la izq, José Daniel Ferrer, Juana Mora Cedeño y Antonio Rodiles, escuchan durante su reunión con el entonces presidente Barack Obama en la Embajada de Estados Unidos, en marzo de 2016, en La Habana, Cuba. Foto: AP
José Daniel Ferrer García cumplió el 1° de diciembre dos meses de injusto encierro en la insana Prisión de Aguadores. No han funcionado Habeas Corpus, reclamaciones de sus familiares, amigos y compañeros de UNPACU, o la campaña internacional para lograr su libertad. La respuesta puede estar al final de esta historia.
Luego de que el carcelero me preguntó por José Daniel, se encargó de que aquella prisión fuera menos brutal durante el tiempo que estuve detenido, hasta ser deportado para La Habana. Al menos así lo percibí. Es probable que el militar también conociera a José Daniel, y probablemente admirara su valor tras ocho años preso y su arduo trabajo como activista político.
Aleaga Pesant es un periodista disidente cubano, para comunicarse con el columnista: aleagapesant@gmail.com