TAMPA - Dicen que la vida no es gratuita, que cobra factura y se pasa por momentos difíciles. El secreto está en superarlos y madurar en el camino.
La historia de la venezolana Ivette Payares es un buen ejemplo de aquello: llegó a Tampa hace 23 años después de haber sido víctima de un secuestro en su país de origen.
"La delincuencia común era pan de cada día en mi país", recordó Payares.
Payares tiene ahora 46 años y es una popular conductora en una estación de radio cristiana. Su voz es la de una mujer entregada al servicio y a la guía de quienes llegan con ansias de superación. Su experiencia no pasó en vano.
En Venezuela Payares se dedicó al modelaje profesional desde que era muy joven. A los 23 años ya había hecho varias portadas de revistas y algunos comerciales. Mientras tanto estudiaba Administración y Mercadeo hasta que la secuestraron en 1995.
Después de ser liberada tras una negociación con los delincuentes, la abuela materna de Payares gestionó su salida de Venezuela. Decidió enviarla hacia Tampa a la casa de unos familiares. El salto no estaba en los planes de la joven.
"Llegué acá a Estados Unidos en 1996 donde unos tíos, llegué sin mamá, sin papá, sin dinero, sin nada. Fue muy duro en los inicios, un golpe cultural y de idioma", dijo Payares.
En un país que aún le resultaba extraño y distante, Payares debió acomodarse como pudo a las nuevas circunstancias y empezar a ganarse la vida. En una entrevista con CENTRO Tampa sobre su experiencia como inmigrante, fortaleza espiritual y oficio de comunicadora, Payares recordó diferentes anécdotas, como el hecho de trabajar 40 horas semanales limpiando casas y recibir un pago de $10 dólares.
"Lastimosamente eran hispanos (sus empleadores), pero hoy día lo veo como un proceso para quebrar mi corazón y dejar de decir que en mi país fui esto o lo otro", anotó la venezolana. "Yo tenía un nombre, pero ahora era solo Ivette".
Payares dijo que durante esos años se sintió muy angustiada por las dificultades que halló en el proceso.
"No puedo mentir que fue frustrante", comentó Payares. "Porque entre mis sueños estaba el de ir a la Universidad del Sur de Florida (USF). Y sí, fui, pero a limpiar los baños. Fue muy duro ver a los alumnos en Administración. Era lo que yo quería y lloraba al no poder conseguirlo".
A pesar de las exigencias y los sacrificios el destino de Payares estaba marcado por otros planes. Uno de ellos fue conocer en la calle a un venezolano que cambiaría su forma de pensar y ver la vida. Payares recordó que se hicieron muy buenos amigos y que esa amistad se transformó posteriormente en un amor de pareja.
"Era un muchacho que andaba en moto", dijo Payares. "Me buscó, me llamó y me invitó a una iglesia cristiana. A mí me habían invitado a muchas partes, pero nunca a una iglesia cristiana. Ese hombre es actualmente mi esposo".
Dos años después de ese primer acercamiento Payares se hizo cristiana.
"A la vez seguía limpiando casas desocupadas y un día en mi casa me arrodillé y le pedí a Jesús que me ayudara si era real", dijo Payares. "Ya no podía más y lloraba demasiado, después de esto sentí que algo estaba presente, como una luz, y luego de una paz infinita".
Con el correr de los meses la venezolana se aferró aún más a sus nuevas creencias y se casó con Freddy Acevedo, ciudadano estadounidense. Mientras tanto Payares veía cómo sus amigas se graduaban de la universidad y ella continuaba limpiando casas.
"Pero Dios iba cambiando mi corazón. Pasó el tiempo y un día abrió una emisora cristiana en Tampa. Ese mismo día había leído la Biblia y dio la casualidad de que en el programa hablaban lo que había leído y no estaba de acuerdo con lo que decían", comentó con asombro Payares. "Llamé para opinar y la persona en la otra línea me preguntó si yo quería trabajar con ellos".
Payares aceptó. Fue un trabajo voluntario, aunque representó el inicio de su nueva vida. Corría el año 1988. Ivette empezó asistiendo en la producción general del programa.
"Así pasaron cinco años y, de a pocos, fui dejando la limpieza", indicó Payares. "Dejé de ganar dinero, pero Dios me decía que él vería por mí y por mi esposo, tanto así que un cuñado me contó que tuvo una visión en la que me veía hablando a mucha gente pero que no se les veía la cara y eso es la radio, donde le hablas a muchas personas, pero no las ves".
En 2013 surgieron cambios en la emisora y Payares tuvo que salir. Esta primera experiencia, sin embargo, selló un efecto alentador en su carrera, ya que fue contactada por Radio Luz y, desde entonces, es la encargada del programa matutino.
"Encontré mi misión, la cual es ayudar a la gente, a la comunidad hispana en temas de migración, conocer la constitución de este país y explicarles cómo pueden salir adelante para que no pasen por lo que yo pasé", puntualizó Payares. "Eso es lo que quiero, tenderles la mano".
A Payares la acompaña en su programa, hace tres años, el dominicano Yajuri Díaz, quien hace de ingeniero de estudio.
"Esta es mi primera vez en la radio, soy DJ y me mudé de Nueva York para acá", contó Díaz. "Al principio fue difícil, pero ella (Payares) me ayudó a entender cómo se maneja todo".
Díaz destacó el compromiso profesional de Payares y su entrega por ayudar con su palabras y consejos a la gente del común.
"Si tengo algún problema, me da otro punto de vista, me hace sentir cómodo y encontrar la salida a cualquier inconveniente", explicó Díaz. "Por eso la comunidad hispana la respeta y sigue porque sabe de qué forma decirte las cosas".
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