Leopoldina López, o 'La Pola', como la conocen, es una mujer nacida en la ciudad de Palmira, en el departamento del Valle del Cauca en Colombia.
Hace 13 años 'La Pola' llegó a Tampa por azares del destino, trabajaba en un crucero y en alta mar le anunciaron que la empresa para la cual laboraba habia quebrado. Ella y más de 100 personas se quedaron sin trabajo.
A 'La Pola' le dijeron que la enviarían a Colombia vía aérea por Miami, pero una tormenta hizo que el avión se desviara y aterrizara en Tampa, desde entonces está en el área.
Para entonces 'La Pola' estaba con seis meses de embarazo y por cosas del destino conoció a un puñado de compatriotas colombianos que le tendieron la mano a su llegada. Así inicio su vida en Estados Unidos en 2005. Parte de la nueva aventura llegó luego cuando nupcias.
Como muchos de los inmigrantes López trabajó en cadenas de restaurantes de comidas rápidas, pero muy pronto otro tipo de gastronomía se apoderaría de su vida.
"Allí aprendí cursos de manejo de alimentos, cómo se manipulaban algunas máquinas y todo lo que tiene que ver con la cocina y su normas básicas de limpieza y atención", dijo acerca del aprendizaje que le daría a López otra visión de vida.
López renunció a su trabajo en la cadena de comidas rápidas y de inmediato inició su camino en el mundo de las arepas y las empanadas. Recordando los secretos culinarios de su casa en Palmira, llamando a sus familiares para que le refrescaran las recetas de casa, López comenzó su nueva empresa y empezó a amasar su sueño.
En los sitios de residencia que tenía, López se las ingeniaba para acondicionar una cocina, artesana de corazón y empresaria visionaria. Y allí horas de cocinar maíz, hacer masa y fabricar arepas y empanadas, le marcaron el camino por los siguientes años.
"Empecé ofreciéndole a mis amigos, ellos me compraban y así inicié mi negocio, el boca a boca fue lo que me ayudó, vendiéndole también a restaurantes a través de una señora que me las comprobaba", contó López, de 48 años a CENTRO Tampa.
Pasados los primeros años el negocio dio sus frutos, se pudo comprar su primera casa y emocionada acondicionó el taller de arepas, tomando mayor forma la producción y con un espacio más grande la empresa familiar creció.
Ya su hijo había nacido y mandó a traer a su otro pequeño de Colombia, estaba completa y con un futuro promisorio. Pero los tropiezos de la vida están ahí y a López le tocó uno muy grande como a muchos en este país.
En la época de la crisis de viviendas en Estados Unidos, el coletazo económico la golpeó también.
"Perdí mi casa (recordó llorando), -disculpe- es que fue muy duro, yo estaba con mis dos hijos y me tuve que ir para una pieza y ahí mirar como iniciar de nuevo, perdí mucho", sollozó López.
Y en esa pieza, acondicionó de nuevo una cocina, más pequeña que las otras, pero el maíz hervía de nuevo.
"E inicie otra vez la venta de arepas", explicó López.
Fue en una de esas entregas de arepas a domicilio cuando un "ángel cruzó por mi camino", agregó López.
"Conocí a Jaime Campuzano, actual socio y sobretodo visionario. Creyó en mí, en el sabor, en la importancia de cocinar el maíz; los detalles y la dedicación que lleva hacer los productos", dijo la empresaria.
Fue así como bajo el ala de este empresario y filántropo, López pudo diseñar una cocina en una nueva casa, con sus dos hijos acompañándola, y así sacar otra vez adelante los sueños por les que tanto había luchado.
Empanadas & Arepas Factory
'La Pola' y Campuzano veían crecer el negocio, fueron cuatro años en esa casa donde la producción de 500 paquetes de arepas por semana crecía, sin contar los pedidos de empanadas, arepas de maíz chócolo, arepas de queso y demás; todo apuntaba a un local más grande.
"Ahora tenemos un promedio de 13 restaurantes en la Bahía que nos piden el producto. Ya tenemos que estar en los mil paquetes por semana. Esa es una meta inmediata", explicó López.
Hace seis meses, en julio de 2018, nació el primer local de 'Empanadas & Arepas Factory', en la 5602 N Armenia Ave. Se equiparon de neveras industriales, estufas, lavaplatos, máquinas, mesas y todo tipo de enseres necesarios para la producción en masa de este alimento, ven la luz en los sueños de López.
"Es una realidad, la fábrica de arepas, las que hacía en una pieza, ahora están acá", agregó López con un suspiro.
Ella es socia inversionista, maneja en la actualidad cuatro empleados pero la visión va más allá.
Desean no solo aumentar los empleados, sino expandirse. Ubicar franquicias en Clearwater, New Port Richey y Brandon.
"Por ahora tenemos vendedores y mantienen los pedidos al día, pero también el negocio se puede expandir, crecer y que la gente conozca más las arepas, empanadas y demás alimentos", afirmó López.
En las noches, cuando sus hijos estaban aún pequeños, cuando el cansancio la vencía en las madrugadas y el humo denso y ahumado al hervir el maíz la levantaba de ese sueño que la doblaba, es ahora lo que más recuerda 'La Pola' como valioso y enseñanza de vida.
Ese olor a quemado que la despertaba de aquello que se echaba a perder y que debía empezar de nuevo, es la fuerza que recuerda 'La Pola' que la sacó adelante; y también ese es el mensaje que desea dejar al pueblo hispano, un abrazo conteniendo la vida y renaciendo cada día.
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