Mamá Teo
"La muerte no es lo que creemos normalmente. La muerte es deshacerse del cuerpo físico mientras el alma inmortal avanza y pasa al otro lado. En ese sentido no hay muerte, sólo vida y amor". – Brian Weiss
¡Te estás despidiendo Mamá Teo! Ya salgo a verte...
Leí en algún lado que 'cada vez que me despido de ti me muero por dentro. Y cada vez que me reencuentro contigo, siento que estoy en el cielo'.
En esta transición de alzar vuelo en paz al encuentro con Dios, oro por mamá Teo. Soy vida, de tu vida, arrojada al mundo desde tus entrañas. Eres mi arrojo, mi verdad, mi espíritu viajero reafirmado. Mi alma sosegada, una madrugada fresca, te trajo hacia mí y me dijiste al oído: 'Ya es hora, quiero irme hija...'.
Siento que te estás despidiendo lentamente como la poetisa que debe irse, pero no encuentra sus amarillentos poemas.
Hoy sentí mi fuerza de niña arrojar mis palabras al viento... Son ausencias de ti mamá.
Por eso hoy grité al viento y pronuncié que eres mi principio.
El ombligo ancestral facilitó mi libertad de ti.
Después el llanto, ese primer llanto de vida. Un llanto unido con lágrimas de lo inesperado. Yo una niña.
Inspirada por una princesa de Israel me llamaste Raquel y para reforzar lo que tú misma no podías adivinar, mi segundo nombre Esther.
Tranquila, quieta, queda... Espérame, voy hacia ti en apuro para decirte tantas cosas que mi corazón atesora, pero lo más hermoso: Gracias, Mamá Teo, ¡por darme la vida!
La muerte es una mujer de sombrero alado, le toca esa tarea de liberarnos y permitirnos volver hasta nuestra casa. ¡No le temo!
Y no le temo porque es mujer de sombrero alado es la aventura más libre que nos toca vivir. En mi caso celebro la existencia de todo el que emprende su viaje de regreso a casa. Sí, el de despego… Lo sé, pero tú nos has enseñado con tus lecciones. Hoy, ante ti no solo entregué la transición de mi Mamá Teo sino de todos los que están en estas condiciones, en este santo momento. Queridos Hermanos de Luz oremos juntos por todos los que están enfrentando el desapego terrenal.
¡Bendigo el bien en este momento y celebro la vida en su extensión y en su tiempo!
Estoy profundizando realidades del despego de ella, de su cuerpo cansado de 95 años que quiere descansar, pero el espíritu requiere resiliencia.
Dame tu mano, permíteme tu hombro. Abracémonos y reforcemos su entrega en el nombre y designio de Dios.
He celebrado tu vida Mamá Teo y he cantado 'Llorona' porque no me ven llorar, pero sí tengo dolor. "Tápame con tu reboso porque me muero de frío".
Para escribirle a Raquel: alquimiaesp1@hotmail.com