WIMAUMA — Ashley Ambrocio sabe exactamente cuántos días lleva su padre, un pastor evangélico de una pequeña iglesia en Wimauma, tras las rejas: 47 días. No ha dejado de contarlos.
Desde la casa móvil donde vive con sus cuatro hermanos y su madre, los separan más de 110 millas.
Nunca antes habían estado tanto tiempo alejados de él. Nunca antes habían llorado tanto por su ausencia.
“Mi papá es un hombre de Dios y de familia”, dijo. “Le encanta sonreír, hablar con la gente y ayudar a su comunidad”.
El caso de Maurilio Ambrocio ilustra cómo los trabajadores religiosos también enfrentan amenazas de deportación bajo las mismas políticas que afectan a los inmigrantes a quienes sirven.
Ambrocio, de 42 años, fue arrestado el 17 de abril tras acudir a una cita programada con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) en Tampa, una visita que llevaba más de una década realizando sin inconvenientes. Aunque tenía una suspensión de deportación vigente, que usualmente retrasa su expulsión, su detención repentina ha sacudido a su familia y a su iglesia, como reportó inicialmente National Public Radio. Fue trasladado al Centro de Detención del Condado Glades, en el centro de Florida.
Su familia espera la posibilidad de una audiencia para reevaluar el caso y evitar su deportación.
Ambrocio es el líder de la Iglesia de Santidad Vida Nueva, una congregación rural que se reúne cada fin de semana con unas 50 personas hispanas y sus familias. La mayoría proviene de México y Centroamérica.
Ambrocio llegó a Estados Unidos hace más de 20 años, cruzando la frontera sur mientras huía de la violencia en Guatemala. Fundó su propio negocio de reparaciones, ofreciendo trabajos de restauración y mantenimiento.
Según ICE, Ambrocio fue deportado en 2006 y regresó posteriormente sin autorización. En 2012 fue condenado por conducir sin licencia y en enero de 2013 recibió una orden final de deportación por parte de un juez de inmigración.
Pero su familia asegura que ese mismo juez le permitió quedarse en el país bajo supervisión. Ahora creen que el gobierno intenta reactivar esa orden de deportación para justificar su detención.
“Mi papá es un hombre muy trabajador”, dijo su hija. “No es justo que esté detenido.”
Tricia McLaughlin, portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, dijo que la administración mantiene una postura firme en cuanto a la aplicación de leyes migratorias, pero que ofrece $1,000 y ayuda para quienes salgan voluntariamente del país.
“El mensaje del presidente Trump y de la secretaria (Kristi) Noem para los inmigrantes ilegales es claro: si estás en el país de forma ilegal, sal ahora o enfrenta las consecuencias”, dijo McLaughlin.
No existen estadísticas oficiales que muestren el impacto de estas políticas sobre líderes religiosos, quienes pueden estar protegidos bajo ciertas categorías migratorias. Entre ellas están la visa R-1, otorgada a trabajadores religiosos nacidos en el extranjero por hasta cinco años; y la visa EB-4, un estatus especial de inmigrante que ofrece una vía hacia la residencia permanente a través de organizaciones religiosas.
Sin embargo, hay señales de que iglesias y líderes religiosos están sintiendo la presión.
Algunas han optado por ofrecer servicios virtuales para adaptarse al panorama transformado por las políticas del presidente Donald Trump a nivel nacional y del gobernador Ron DeSantis en Florida. Otras han preferido mantener un perfil bajo ante las restricciones, sanciones y deportaciones. Muchas más viven con el temor constante de que una detención pueda desestabilizar por completo su ministerio y comunidad.
La situación es alarmante y contradice la promesa del gobierno de que solo los delincuentes serían blanco de estas acciones, dijo Gabriel Salguero, presidente de la Coalición Nacional de Evangélicos Latinos y pastor de The Gathering Place en Orlando.
Hace un mes, la Coalición envió una carta a Trump manifestando su apoyo a la protección fronteriza, pero también expresando preocupación por los planes recientes de eliminar protecciones para cientos de miles de inmigrantes con permisos para vivir y trabajar en Estados Unidos, como Ambrocio.
Salguero dijo que las autoridades están arrestando a personas sin antecedentes penales e inmigrantes que están en medio de procesos legales diseñados para protegerlos.
La represión ha generado confusión entre líderes de fe y trabajadores religiosos. Recientemente, pastores de una denominación pentecostal en el sur de Florida contactaron a Salguero sobre un evento donde él debía predicar. Según relató, lo movieron a un formato virtual porque algunos pastores temían viajar entre estados debido al aumento en la vigilancia migratoria.
“Se suponía que sería una conferencia con iglesias de varios estados”, dijo Salguero. “Pero la movieron en línea porque la gente tenía miedo de ser arrestada al manejar de un estado a otro.”
Esto ha tenido un impacto emocional y espiritual en las iglesias y en la comunidad en general, dijo Nanci Palacios, subdirectora de Faith in Florida, una red no partidista que trabaja con iglesias en todo el estado.
Palacios dijo que muchas iglesias y sus líderes están siendo más cautelosos con la promoción de eventos y con quiénes les permiten hablar ante sus congregaciones.
“Están siendo más protectores porque quieren asegurarse de que sus miembros no corran riesgos”, dijo.
Palacios añadió que Faith in Florida retiró su lista de iglesias afiliadas de las redes sociales a pedido de las mismas congregaciones. Algunas temían que al estar sus nombres y direcciones disponibles públicamente pudieran poner a sus miembros en peligro.
“Si hay una redada, muchas familias podrían salir perjudicadas”, señaló.
Más de 10 millones de inmigrantes cristianos en Estados Unidos están en riesgo de deportación, según un informe reciente de la Conferencia de Obispos Católicos de EE. UU., la Asociación Nacional de Evangélicos, World Relief y el Centro para el Estudio del Cristianismo Global.
El estudio concluyó que la aplicación de las leyes debería realizarse con un equilibrio entre justicia, compasión, redención y proporcionalidad.
“La deportación es solo una de varias formas en que se puede aplicar este principio”, se lee en el informe.
El difunto Papa Francisco advirtió que las deportaciones masivas despojan a las personas de su dignidad y que “terminarán mal”. En una carta a los obispos estadounidenses, criticó la defensa de las políticas del gobierno por parte del vicepresidente JD Vance. El papa León XIV, sucesor de Francisco, también criticó a Vance en redes sociales antes de ser elegido pontífice.
Para familias como los Ambrocio, las políticas migratorias no son solo titulares. Son vivencias personales y dolorosas.
“Mi papá era la luz de esta casa, el que nos sacaba como familia, el que nos hacía reír”, dijo la hija de Ambrocio.
Ella se ha convertido en el pilar del hogar. Trabaja más de 80 horas a la semana entre el negocio de reparaciones de su padre y como anfitriona en un restaurante chino en Brandon. Intenta mantenerse fuerte por sus hermanos, de 16 y 12 años, pero la presión es pesada.
La familia habla con Ambrocio por teléfono todos los días. Él les dice que sean fuertes y confíen en Dios. A veces solo escucha a los niños hablar sobre su día, sus mascotas y pasatiempos.
“La semana pasada nos dijo que estaba predicando en la cárcel a otros inmigrantes detenidos”, relató su hija.
Roger Ruiz, pastor evangélico en Stuart y amigo cercano de Ambrocio, dijo que él es conocido en la comunidad por ayudar a quienes más lo necesitan.
“Es un hombre que cumple su palabra”, afirmó Ruiz, quien acompañó a Ambrocio a su cita migratoria cuando fue detenido.
“Pudo haber evitado ir, pero decidió presentarse”, dijo Ruiz, de 50 años. “Quiso hacer lo correcto. Tenía la esperanza de que el gobierno viera eso en él.”
En la Iglesia de Santidad Vida Nueva, la congregación también ha sentido la ausencia de su líder espiritual. Antes de su detención, la comunidad se preparaba para celebrar el séptimo aniversario de la iglesia con un pastor invitado de Arcadia, música en vivo, comida y actividades para los niños.
Ahora tienen otras prioridades, como una campaña en Change.org para recolectar firmas en solidaridad con Ambrocio. Hasta ahora han reunido 2,128 firmas.
“Solo queremos que regrese a casa”, dijo su hija. “Eso es lo único por lo que oramos.”