Por Patsy Sánchez
Especial para CENTRO Tampa
LA NOTICIA
“¿Estás solas?”, me preguntó el médico. Seguido por: “El resultado del examen dio carcinoma lobular”.
Así recibí la noticia que cambiaría mi vida radicalmente por los próximos doce meses…y por el resto de mis días. Estaba planificando mi boda para finales de año. Todo se fue abajo. Bueno casi todo.
Pero no hubo tiempo ni para lágrimas, ni autocompasión, ni miedo. Me habían empujado a las profundidades de un hueco negro sin yo sospechármelo ni poderlo evitar y mi primer instinto fue pensar en cómo salir de allí. Así me dispuse a hacer lo que fuera necesario para sobrevivir.
Tras otras pruebas que confirmaron el diagnóstico y dos opiniones médicas tomé la decisión de proceder con una doble mastectomía, a pesar de que el cáncer fue solamente detectado en el seno izquierdo. Mi hermana paterna había sido diagnosticada con cáncer unos años antes, cosa que solucionó con una lumpectoíia y no había historial de cáncer por el lado materno. Hacia tiempo había sido diagnosticada con senos fibrosísticos, tejido del seno denso y glandular, algo benigno y bastante común, y acudía a un especialista anualmente. ¿Cómo es posible que a pesar de tanta atención médica pudiera tener cáncer? ¿Qué sucede con las mujeres que por una razón u otra no se examinan rutinariamente?
Me propuse, tanto por mí como por el beneficio de otros, compartir todo lo que me sucedía. Escribí un blog, compartí fotos de procedimientos por los medios sociales y conseguí que un canal local de televisión en español me siguiera a los tratamientos para compartir lo que me sucedía con otras mujeres. Si lograba que otra mujer que leyera o escuchara mi historia disipase su miedo de ir al médico, de someterse a pruebas y de afrontar algo así, habría cumplido mi cometido.
Si en algún momento me pregunté por qué a mí, me respondía rápidamente con ¿por qué no a mí? Una de ocho mujeres en Estados Unidos es diagnosticada con cáncer de mamas.
LAS ESTADISTICAS
De acuerdo con la página web de Breastcancer.org, una organización sin fines de lucro creada para concientizar y ayudar a personas diagnosticadas con cáncer de mamas:
· Durante este año se estima que unas 281, 550 mujeres en Estados Unidos serán diagnosticadas con cáncer de mamas invasivo y 49,290 con cáncer de mamas no invasivo.
· En lo que va de año, más de 3.8 millones de mujeres en Estados Unidos han tenido un historial de cáncer de mamas.
· Alrededor de 43,600 mujeres en Estados Unidos perderán su lucha contra el cáncer de mamas este año.
EL TRATAMIENTO
Este cáncer no era palpable. No lo hubiera encontrado con un examen físico ni yo, ni ningún médico hasta ya ser muy tarde. Me casé con mi prometido el día antes de la cirugía en un Starbucks con un amigo juez que nos hizo el favor de encontrarnos allí. Al próximo día me sometí a la operación que debió haber sido una doble mastectomía sin necesidad de otro tratamiento dado el tamaño y la localidad del tumor. Pero no fue así. Desperté de la anestesia con un puerto en mi pecho, puesto allí para administrar quimioterapia. Durante siete meses recibí tratamientos de quimio y luego radiación. Explicarles a mis hijos de 12 y 13 años, el diagnóstico y que antes de ponerme bien me iba a poner peor fue lo más difícil de todo. En ellos y en el cariño y apoyo de mi esposo, mi madre, mi hermano, familiares y amigos me afinqué para salir adelante.
NADA FACIL
El diagnostico, el tratamiento, la prognosis, todo deja secuelas. Pero “al mal tiempo buena cara” decía mi abuela. A los 18 días se me comenzó a caer el cabello. Pero antes, mi esposo y yo nos tomamos unas fotos vestidos de novios en la playa. Él iba vestido de traje y yo con un simple vestido de verano blanco sin tirantes, pero eso sí, con un velo de novia que me costó más que el vestido. A los pocos días me afeite la cabeza, porque el pelo ya se me caía a trozos. A veces andaba con una gorra que me hacía lucir como repartidora de periódicos. Otras veces calva. Luego usé turbantes. Pero no un turbante cualquiera. Porque esos turbantes me parecía que hacían a uno lucir enfermo. Usaba varios turbantes a la vez, combinaba los colores y los trenzaba. A veces me hacía trenzas rubias (amarillas) o pelirrojas o negras. Así pasaron aquellos meses “haciendo de tripas corazón” como decía abuela. Claro que a veces me sentía mal. Sentía miedo. Pero cada día salía con mi capa roja (invisible) de mujer maravilla para enrentarlo todo. Tuve mucha ayuda, claro. Y esa gratitud fue mi mejor compañera. No se puede sentir uno infeliz si se siente agradecido.
PARA REDUCIR EL RIESGO DE CANCER DE MAMAS
· Mantener una dieta saludablemente balanceada alta en fibras
· Disminuir consumo de grasa, azúcar y alcohol
· Mantener un peso adecuado
· Hacer actividades físicas
· Autoexámenes mensuales
· Examen clínico, mamografías, ultrasonidos
· Reportar cualquier cambio o malestar
· Averiguar su historial familiar
Patsy Sánchez es sobreviviente de cáncer de mamas
Para leer más sobre su historia visite su blog: http://healingloveandliving.blogspot.com/
Su correo electrónico es patsysanchezfl@gmail.com