Por Mario Quevedo
Especial para CENTRO Tampa
La inseguridad como que nos toca de cerca en estos tiempos. Vemos escenas terribles casi todas las noches. Los noticieros no se cansan de presentarnos las demostraciones tumultuarias que sacuden un sinnúmero de ciudades en toda la nación. A veces nos parece que nos ha tocado vivir en tiempos injustos donde la razón y el respeto parecen haber desaparecido. Como que una turba callejera desafiando a la autoridad pueda ofrecer mayor o mejor explicación a problemas existentes.
Nos parece, a veces, que todo el que tiene una queja puede -y debe- salir a la calle con carteles de protesta o simplemente con el ánimo de aprovechar el tumulto para saquear o buscar algo de beneficio. Hasta un poco de temor se puede sentir al ser testigos de todo esto. Sobre todo, personas mayores que se consideren un poco más vulnerables.
Sin embargo, esta violencia de la que somos testigos diarios en la televisión no es nada nueva. Cuando hacemos un recuento real, nos damos cuenta de que aquí en nuestra ciudad de Tampa, hemos tenido durante muchos años problemas que, si no han sido similares, si han contado con bases equivalentes.
Yo personalmente recuerdo los desórdenes del año 1967 aquí en nuestra ciudad. Oficiales de la Guardia Nacional, de la Patrulla de Carretera y de otras ciudades tuvieron que ser rápidamente movilizados para devolver la paz después de tres días de violencia, desórdenes, manifestaciones y mucho robo. Como dice el dicho, río revuelto ganancia de pescadores … en este caso, ganancia de los malandros que aprovechan estas situaciones para robar.
Años después, en 1987, volvieron los disturbios a sacudir nuestra ciudad. De nuevo, pandillas violentas a las calles. De nuevo robos, comercios ardiendo y temor en la comunidad. De nuevo la acusación de que un policía había utilizado fuerza letal y se debatía la necesidad de aquello.
Lo he dicho antes y prefiero repetirme antes de que queden dudas. Yo siempre he sido un apasionado defensor de los agentes de la ley. Ellos ponen sus vidas en peligro diariamente. Al vestir su uniforme, quedan marcados como hombres y mujeres que sienten profundamente la obligación de servir a la comunidad.
Al mismo tiempo creo que siempre puede haber quien se equivoque. Una persona normal puede siempre -siempre-, tener un momento anormal, pero (ya llegó), la responsabilidad de un agente de la ley es superior a la de un trabajador cualquiera y esto es necesario aceptarlo y ese momento anormal puede tener resultados trágicos.
Bueno, después de esta larga introducción sé que Chicho se pregunta por dónde vienen ahora los tiros. Pues bien, como que me canso de ver disturbios/marchas en las calles y, por supuesto, ampliamente reportados. A veces parece que por cualquier razón hay una manifestación o protesta andando. Y siempre vemos que en el disturbio los aprovechados roban, saquean y se las arreglan para destruir.
Sin embargo, después también pienso que a lo mejor no es que sean más o menos las demostraciones, los robos o las pandillas destructoras, sino que hoy todo es mucho más visible. Todo el mundo tiene un telefonito y se cree no sólo con derecho sino hasta con el deber de grabar todo y montarlo en las redes sociales con audiencia que se lo cree todo sin razonar o detallar.
Sin lugar a dudas, como que ha pasado a ser algo casi aceptado el ver a los grupos violentos en las calles. Siempre sobran las justificaciones y las autoridades como que a veces, se amedrentan ante la violencia pues no quieren echar más leña al fuego. Difícil momento para tomar una importante decisión
No acepto un exceso de fuerza por un oficial de la ley. Sin embargo, no puedo aceptar callado el que se condene o se justifique o se trate de explicar esa violencia callejera que solo sirve para que un bandolero aproveche una situación delicada. Yo quiero poder vivir tranquilo y ese oficial es el que me ofrece esa opción.
Todos tenemos que ser responsables en momentos de dificultad y la ley es la única opción aceptable en momento de dudas. Si después resulta que la situación pudiera o debiera haberse manejado en forma distinta, entonces es necesario buscar esa otra alternativa y sumarla al proceso. Siempre en un ambiente mesurado que logre los resultados necesitados; no lo que los alterados busquen.
Si es necesario que la policía mantenga un nivel de responsabilidad mayor, también es necesario que reciban todo el respaldo que merecen. Al fin y al cabo, cuando tenemos cualquier problema, a ellos acudimos. Somos humanos y pueden ocurrir equivocaciones. Pero eso no puede justificar al que se esconde en esa equivocación para ser delincuente. Yo si apoyo pública y calurosamente a los bravos oficiales de la ley.
A ellos les digo, gracias.