TAMPA — En América Latina, la temporada navideña es un mosaico de costumbres que reflejan la riqueza de cada nación. Desde las velitas de Colombia hasta las posadas mexicanas y centroamericanas, pasando por el rompope costarricense, tamales y hallacas venezolanas, cada país celebra con un estilo único.
A nivel local, estas tradiciones se mezclan para unir a vecinos y familias bajo un espíritu navideño compartido.
En Centroamérica, las celebraciones son diversas, complejas y varían según la región. En México, la Navidad es sinónimo de las tradicionales posadas, que comienzan el 16 de diciembre y se extienden hasta la Nochebuena.
Estas recrean la búsqueda de refugio de María y José, culminando en una celebración llena de música, piñatas y comida. La cena de Nochebuena incluye platos icónicos como bacalao a la vizcaína, romeritos y pavo, acompañados de un cálido ponche.
“El ponche es una bebida hecha con frutas como tejocotes, guayabas y caña de azúcar. Es la esencia de las festividades navideñas en México”, explicó Patt Miranda, una mexicana de la localidad.
El Día de Reyes, celebrado el 6 de enero, marca el fin de la temporada navideña con la famosa Rosca de Reyes, un pan dulce con forma de corona decorado con frutas confitadas y que contiene pequeñas figuras que representan al Niño Jesús. Quien encuentre una de estas figuras en su porción es responsable de organizar una celebración el 2 de febrero y, según la tradición, tendrá un año próspero.
“Es un momento para reunirse con la familia y compartir este deleite que simboliza unidad y tradición”, concluyó.
Otro país centroamericano que no puede faltar en el turismo latino es Panamá, conocido por sus excelentes opciones de compras y centros comerciales. Panamá destaca por sus desfiles y luces navideñas, especialmente el famoso Desfile de Navidad de Panamá. Los platos tradicionales incluyen arroz con guandú, tamales y pavo, mientras que los villancicos resuenan en los vecindarios. Las comunidades se llenan de un ambiente festivo que une a familias y amigos en un espíritu de alegría y gratitud.
Foto cortesía de Gaudy Araya
Gaudy Araya y su familia, residentes de Riverview en Tampa y originarios de Costa Rica, preparan Tamales Costarricenses para las fiestas navideñas.
Tamales, Rompope, Posadas
Gaudy Araya, artista de maquillaje permanente en Tampa y originaria de Cartago, Costa Rica, celebra la Navidad con sus tres hijos en Riverview, Florida.
Para ella y sus compatriotas costarricenses, las festividades comienzan en noviembre.
"Las escuelas decoran y organizan actividades navideñas, y el cierre del año escolar se convierte en un evento lleno de villancicos y tradiciones", dijo Araya.
El tamal costarricense es el protagonista de la cena navideña.
"Es muy similar a las hallacas venezolanas, hecho con maíz, carne y envuelto en hojas de plátano", explicó.
También destacan el queque navideño, un pastel de frutas con licor, y el rompope, una bebida dulce a base de leche con alcohol.
Una tradición que la costarricense sueña con implementar en el área de Tampa Bay son las posadas navideñas.
"Es un evento comunitario donde las personas cantan, rezan y comparten comida en diferentes hogares. Representa el verdadero espíritu de la Navidad: unidad y generosidad", señaló.
Por su parte, Lisandra Fabregat, quien emigró de Cuba hace varios años, describe la Navidad cubana como sencilla pero llena de significado.
"En Cuba, la Navidad no se reconoció como feriado hasta la visita del papa Juan Pablo II en 1998", explicó Fabregat. Sin embargo, las familias celebran el 24 de diciembre, la Nochebuena, con cenas tradicionales que incluyen arroz congrí, cerdo asado y buñuelos.
La cubana recuerda con nostalgia una de las costumbres más curiosas de la isla: quemar un muñeco el 31 de diciembre.
"Simboliza dejar atrás lo malo del año viejo para recibir el nuevo lleno de cosas buenas", dijo. Esta tradición, junto con las caminatas con maletas para atraer viajes, refleja el ingenio y la alegría del pueblo cubano.
La residente de Carrollwood explica que, en Cuba, los costos asociados con las decoraciones navideñas son altos, y su disponibilidad es limitada, lo que dificulta que muchas familias decoren como quisieran.
"Mi suegra fue a la isla hace unas semanas y quería comprar un pastel navideño, pero fue muy difícil encontrar algo bueno. Al final, encontró uno pequeño y caro", relató, destacando lo complicado que puede ser encontrar artículos relacionados con la Navidad en la isla.
En cuanto a las decoraciones callejeras, Fabregat señala que esta práctica es poco común debido a las limitaciones económicas.
"Antes no se hacía, y ahora, aunque algunas personas decoran, usualmente es dentro de sus hogares y de manera muy sencilla. Las calles rara vez tienen decoraciones navideñas", dijo.
Foto cortesía de Lucila Moreno
Lucila Moreno con su esposo e hija. Una familia hispana proveniente de Venezuela. Desde Temple Terrace, en Tampa, preparan las tradicionales Hallacas venezolanas.
Hallacas
En Venezuela, la Navidad está marcada por el inconfundible sabor de las hallacas, un plato elaborado con masa de maíz, guiso de carne y aderezos como pasas, aceitunas y alcaparras. "Hacer hallacas es un evento familiar; todos tienen un rol, desde amasar la masa hasta envolverlas en hojas de plátano. La familia se reúne para preparar la comida con días de antelación, y cada persona tiene una tarea asignada. Suenan las gaitas de fondo y bebemos ron, cerveza o ponche crema", explicó Lucila Moreno, una venezolana residente de Temple Terrace en Tampa.
"Algo que no he visto mucho en otros países es la celebración del Espíritu de la Navidad el 21 de diciembre, un ritual que combina espiritualidad y generosidad. Es un momento para escribir deseos, reflexionar y compartir con otros", comentó Moreno.
El 24 de diciembre, el sonido de la música de la temporada llena los hogares mientras las familias se reúnen para la cena de Nochebuena.
Pero eso no es todo. El 28 de diciembre, Venezuela celebra el Día de los Inocentes, similar al April Fools Day en Estados Unidos, una jornada donde lo absurdo puede convertirse en realidad.
"En Venezuela, todos hacen bromas ese día; incluso los periódicos podrían publicar algunas noticias falsas para conmemorar la ocasión", relató Moreno.
Otro elemento imprescindible de la temporada navideña en Venezuela es la tradición del Amigo Secreto, celebrada en escuelas, lugares de trabajo y organizaciones. Este juego es una de las costumbres navideñas más esperadas, uniendo a personas de diversos orígenes en un ambiente festivo.
"Es muy parecido al Secret Santa en Estados Unidos. Un grupo de personas escribe sus nombres en papeles, saca uno y entrega dulces o golosinas semanalmente a la persona elegida al azar de forma secreta. El último día, hay un gran intercambio de regalos y una fiesta. Todos participan por igual, desde el jefe hasta el empleado de menor rango", señaló Moreno.
Otra tradición que no puede faltar durante las fiestas son los amaneceres gaiteros y las patinatas. Estas actividades reúnen a familias y amigos durante las noches de diciembre, creando momentos alegres al ritmo de música tradicional, como los villancicos venezolanos, mientras los niños disfrutan patinando o paseando en bicicletas decoradas por los vecindarios.
En cuanto al 31 de diciembre y la víspera de Año Nuevo, la venezolana destacó tradiciones como comer 12 uvas y brindar con champaña, caminar por las calles con equipaje y usar ropa interior amarilla para atraer prosperidad o roja para el amor.
"En Venezuela, es costumbre caminar por las calles con maletas y dólares cuando suenan las campanadas del Año Nuevo. Simboliza buena suerte y promete oportunidades de viaje en el año venidero. Sobre todo, creo que es un momento para dar gracias y planificar un año lleno de esperanza, siendo la familia lo más importante", expresó.
Lo que Moreno más extraña de Venezuela es la conexión espontánea con su comunidad. "En mi país, todos en el vecindario se conocen, y la Navidad es la excusa perfecta para que los niños reciban regalos de El Niño Jesús y para que los adultos se reúnan, coman, beban y bailen hasta el amanecer", compartió Moreno.
En Tampa, Moreno ha intentado recrear reuniones similares con amigos cercanos, pero aún añora esos momentos en los que abría su puerta y encontraba a toda su familia y varios vecinos, cada uno llevando un plato para compartir. Mientras gestiona su negocio especializado en platos navideños tradicionales venezolanos, La Sazón de Mis Abuelos, Moreno reflexiona acerca de las celebraciones en Venezuela, conocidas por ser unas de las más largas de América Latina.
Aunque las festividades terminan oficialmente con el Día de Reyes, las familias suelen dejar sus árboles y decoraciones navideñas hasta el 2 de febrero, Día de la Candelaria, como un cierre simbólico de la temporada.
Velitas, Buñuelos, Novenas
Para América Osorio, mejor conocida en Tampa como "Amerik Conecta", una bogotana que vive en Brandon desde hace siete años, la Navidad en su país comienza oficialmente el 7 de diciembre con el Día de las Velitas.
"Es un día hermoso en el que cada familia enciende velas y lámparas frente a sus hogares, simbolizando el inicio de la temporada navideña", compartió América. Esta tradición se acompaña de villancicos y oraciones, creando un momento de unión familiar que los colombianos en el extranjero se esfuerzan por preservar.
Los buñuelos y la natilla son imprescindibles durante esta época.
"Es imposible imaginar la Navidad sin estas delicias. La natilla, un postre cremoso hecho con fécula de maíz, panela y canela, complementa perfectamente a los buñuelos, pequeñas bolas de masa frita hechas con queso y harina. Son esenciales durante las novenas, celebradas del 16 al 24 de diciembre, incluso en los lugares de trabajo, donde los departamentos organizan eventos por separado", explicó.
Las novenas, un evento religioso y social, se convierten en reuniones familiares donde las personas cantan, rezan y comparten comida. Otro plato infaltable en los hogares colombianos durante la Navidad es el tamal, un platillo envuelto en hojas de plátano y relleno de masa de maíz, carne, arroz, zanahorias y arvejas.
"Recuerdo las 'líneas de producción familiar' que se formaban para hacer tamales en grandes cantidades. Mis tías cocinaban los ingredientes, y a nosotros, los niños, nos asignaban la tarea de amarrar los tamales antes de cocinarlos en ollas gigantes", recordó. Para Osorio, esta tradición no es solo una experiencia culinaria, sino "un acto de unidad familiar que trasciende generaciones".
"En Tampa, sueño con organizar novenas multiculturales donde podamos compartir tradiciones de cada país", agregó Osorio.
El 31 de diciembre, la celebración no está completa sin ropa interior amarilla para la prosperidad, 12 uvas con deseos para el Año Nuevo y caminatas con maletas junto a la familia y los vecinos, muy parecido a lo que ocurre en Venezuela.
"En Colombia, las estaciones de radio juegan un papel vital para despedir el año, y los eventos locales se convierten en el corazón de la celebración, algo que aún extraño", comentó Osorio.
Foto cortesía de América Osorio
Las Novenas decembrinas en Colombia, una tradición navideña que combina rezos, villancicos y momentos de reflexión de camino al día de navidad.
Santa en bañador
En el Cono Sur, la Navidad llega durante el verano, convirtiendo las reuniones familiares en eventos al aire libre. En Argentina y Uruguay, las parrilladas son la opción preferida para la cena de Nochebuena. El pan dulce y el turrón son imprescindibles en la mesa navideña.
En Argentina, el tradicional brindis de medianoche es infaltable. Las familias disfrutan de asado, vitel toné (un plato de origen italiano) y el indispensable pan dulce. Aunque los regalos forman parte de la celebración, el enfoque principal está en el tiempo compartido. Las casas y calles brillan con decoraciones y luces, una tradición apreciada por los argentinos en Tampa que adaptan el calor festivo de su tierra natal al clima y contexto local.
En Bolivia —como señaló Fanny Sánchez, residente de New Port Richey— la Navidad está impregnada de música y bailes en honor al Niño Jesús. La 'Picana Navideña' es el plato tradicional de la temporada.
"En Sucre y Cochabamba, la gente sale a las calles con música especial y trajes típicos para honrar al Niño Jesús. Es una tradición profundamente boliviana y emotiva", expresó Sánchez.
Aunque las decoraciones exteriores son menos comunes por razones económicas, los hogares bolivianos brillan con nacimientos cuidadosamente adornados. Sánchez también recuerda con cariño el té de coca y la calidez de las reuniones familiares.
En cambio, Chile, celebra la Navidad con una mezcla de influencias europeas y locales. La cena familiar incluye el popular Pan de Pascua y la Cola de Mono, una bebida dulce hecha con leche, café y aguardiente. Las calles chilenas suelen iluminarse con decoraciones, especialmente en ciudades como Valparaíso y Santiago. Aunque el verano define la temporada, el espíritu navideño se siente en las reuniones familiares y los fuegos artificiales que iluminan el cielo en Nochebuena.
En Ecuador, las novenas navideñas y las oraciones al Niño Jesús son el centro de las celebraciones. Las familias se reúnen para rezar y cantar villancicos mientras comparten comidas tradicionales como los buñuelos y el chocolate caliente.
En ciudades como Quito y Guayaquil, los desfiles navideños con carrozas llenas de luces y personajes festivos se convierten en una gran atracción que reúne a miles de personas.
Una navidad multicultural
La comunidad latina en Tampa ha encontrado formas de preservar sus tradiciones mientras adopta nuevas costumbres. El 25 de diciembre, parques temáticos como Disney World, Universal Studios, SeaWorld y Busch Gardens se han convertido en destinos populares para las familias durante esta temporada.
A lo largo de diciembre, ferias navideñas locales, desfiles de botes y una variedad de eventos festivos en la zona, combinados con una rica gastronomía internacional, ofrecen oportunidades ideales para explorar, compartir y celebrar.
El hilo común entre todas estas historias es el valor de la familia y la importancia de mantener vivas las tradiciones, incluso lejos de su lugar de origen. La navidad, más allá de las fronteras y las tradiciones específicas de cada país, representa un momento de reflexión, unidad y esperanza. Es un tiempo para recordar que los lazos familiares y comunitarios son esenciales, especialmente en un mundo donde las distancias físicas a menudo separan a los seres queridos.