CENTRO Tampa
TAMPA — Armando Echeverri está preocupado por los cambios que podría generar la llegada del presidente colombiano Gustavo Petro, un exguerrillero que ganó las elecciones generales y el 7 de agosto prestó juramento como el primer presidente izquierdista del país.
Echeverri, de 74 años, cree que Petro traerá más inestabilidad política y económica a su patria.
“Es un sentimiento horrible porque quiero lo mejor para mi país (natal)”, dijo Echeverri, residente de Thonotosassa desde hace mucho tiempo.
Algunos colombianos en el área de Tampa Bay se preguntan si el nuevo gobierno desencadenará otro éxodo del país latinoamericano. Y los números recientes de inmigración muestran que esto ya puede estar ocurriendo.
En junio, funcionarios estadounidenses en la frontera entre Estados Unidos y México detuvieron y procesaron a más de 14,000 colombianos, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos. El número representa un salto de cuatro veces más desde octubre, cuando los funcionarios fronterizos de EEUU procesaron a más de 3,000 colombianos.
Los colombianos están utilizando una nueva ruta migratoria: primero vuelan a México, donde disfrutan de un viaje sin visa, y luego se dirigen a la frontera estadounidense. Históricamente, los colombianos han venido a EEUU con visas o solicitado asilo, ya que los intentos anteriores de obtener un estatus de protección temporal para los residentes del país cafetero se han estancado.
Los colombianos son el grupo más grande de sudamericanos que viven en EEUU con 1,2 millones de personas, según la Encuesta sobre la comunidad estadounidense de 2017. Florida contiene alrededor de un tercio de todos los colombianos en EEUU (390,000), predominantemente en el sur de Florida, Orlando y Tampa. Más de 35,000 colombianos viven en el área de la Bahía de Tampa , la sexta población más alta de cualquier área metropolitana de EEUU.
Durante la década de 1980, conocida en Colombia como la “década del terror”, Echeverri era dueño de una exitosa empresa textil. Pero la violencia interna lo convenció de irse en 1984 con su esposa y sus tres hijos.
“Tuve que buscar alternativas, opciones y, gracias a Dios, las encontré en este país, donde se abrieron las puertas para mí y mi familia”, dijo Echeverri.
Migración colombiana
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En Tampa, Armando Echeverri abrió un negocio de helados y compró una casa en Thonotosassa. Echeverri cree que Petro traerá más inestabilidad política y económica como la que vio hace cuatro décadas
La nación sudamericana, que tuvo una economía relativamente estable durante las últimas dos décadas, lucha contra la inflación, el desempleo y la desigualdad exacerbada por la pandemia.
Petro, de 62 años, exalcalde de Bogotá, ganó con más de 11 millones de votos la segunda vuelta presidencial (50,4%) celebrada el 19 de junio.
Su mensaje fue visto como un rechazo a las élites y una voz para las personas que viven en la pobreza, especialmente después de la pandemia. En Colombia, el COVID-19 dejó cerca de 6 millones de personas sin empleo. Petro anunció una reforma fiscal para apuntar a las exportaciones de petróleo y las personas ricas para pagar programas sociales, de educación y subsidios para madres solteras.
Fabio Andrade, activista del sur de Florida, ha ayudado a 60,000 colombianos en los últimos 20 años a procesar sus solicitudes de asilo a través de su grupo, The Americas Community Center (ACC), una organización sin fines de lucro del sur de Florida que ayuda a quienes se ven obligados a huir.
Más del 42% de los colombianos vive por debajo del umbral de la pobreza, frente al 36% de hace tres años, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística del país.
“Es una situación triste para muchos colombianos que quieren quedarse en su país pero se ven obligados a irse por sí mismos y sus familias”, dijo Andrade en una entrevista reciente con el Tampa Bay Times.
Liliana Patricia Armstrong, de 47 años, de Wesley Chapel huyó de Colombia hace 23 años para trabajar y buscar nuevas oportunidades en EEUU como administradora de empresas.
No se arrepiente de su decisión de irse de Colombia. En Tampa, se casó con un estadounidense y tuvo una hija. Obtuvo una licencia de agente de bienes raíces y, con su esposo, fundó Armstrong Traffic Management, una empresa que construye, instala y mantiene señales de tránsito.
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El nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, toma juramento durante su ceremonia de toma de posesión en la Plaza de Bolívar en Bogotá, el domingo 7 de agosto de 2022.
“Al final del día está (en juego) tu futuro y tu vida”, dijo Armstrong. “Entonces, creo que tomé la mejor decisión”.
La migración colombiana y las crisis políticas en países latinoamericanos como Venezuela son complejas, dijo Javier Torres, director ejecutivo de Migrant Foundation, un grupo de defensa de inmigrantes en Tampa.
Torres, un abogado venezolano que huyó de su país hace dos décadas, dijo que el flujo de colombianos comenzó con un cambio político y ahora se ha convertido en una cuestión de supervivencia económica.
“Los venezolanos ven con preocupación nuevos gobiernos en América Latina que simpatizan y apoyan a la dictadura venezolana”, dijo Torres. “No dudamos que los ciudadanos de esos países, incluidos los colombianos, se sientan más preocupados pensando que (la experiencia venezolana) se pueda repetir en sus países”.
Pero la Dra. Beatriz Padilla, directora del Instituto para el Estudio de América Latina y el Caribe de la Universidad del Sur de Florida, dijo que la idea de un éxodo colombiano es alarmista. “Esto no quiere decir que se vayan algunos colombianos que apoyan a la administración anterior y otros aliados”, dijo Padilla. “Podríamos pensar al revés, es decir, quizás todos los colombianos que votaron y eligieron al nuevo gobierno se queden y le den una oportunidad al nuevo gobierno de cambiar las cosas en Colombia”.
Huyendo de la violencia Echeverri abrió un exitoso negocio de helados y compró una casa para su familia en Thonotosassa, donde aún vive con su esposa desde hace 53 años. Pero recordó cómo era vivir en Colombia durante la década de 1980, cuando los secuestros, las extorsiones y la violencia eran comunes. "
No había estabilidad social y económica”, dijo Echeverri.
Henry Correa, de 42 años, de Tampa, llegó a Florida hace cuatro años para abrir La Hacienda, un restaurante colombiano ubicado en la avenida Armenia. Correa, ingeniero agrónomo y padre de una niña de 12 años, huyó de Colombia con su familia porque estaba cansado de escuchar promesas de cambio. Trabajó en Colombia en proyectos alternativos en comunidades rurales para estimular el desarrollo económico de los trabajadores agrícolas locales desde el valle del río Cauca hasta el Golfo de Morrosquillo en la costa norte del país. Pero la violencia interna y la falta de inversión y compromiso del gobierno lo impulsaron a irse.
Correa dijo que el presidente Petro probablemente aumentará las disparidades y confrontaciones para restablecer una relación directa con el gobernante venezolano, Nicolás Maduro.
“La democracia es sagrada para mí”, dijo Correa. “Es doloroso dejar tu país, pero cuando tienes una familia y no ves un futuro, debes actuar”.