Por Patricia Arbulú
Especial para CENTRO Tampa
Casi tengo una vida dentro de cámaras, luces y demás elementos para una comunicadora. Mi descanso ante tantas mañanas, tardes o noches vinieron, motivados por la imperiosa necesidad de estar cerca de mi madre atendiendo su enfermedad y, porque no decirlo, habiendo perdido mi fe con respecto a los medios de comunicación.
Hubo tantos desaires a lo que yo llamaba ética periodística que mi comportamiento de rebeldía jamás me lo perdonaron. Pasaron muchos años, quizás siglos, para los que amamos esta profesión que, mi fan número uno, el padre de mis hijos me entusiasmó a regresar ante un nuevo proyecto pensando en mi relax.
“… ¿Existe la posibilidad de hacer un programa periodístico para una nueva radio en Perú, te gustaría?”, me dijo el padre de mis hijos. A una pregunta tentadora, mi respuesta fue desconfiada. “Estás loco si crees que puedo dejar a mi madre para viajar a Lima”, le dije.
Solo por la posibilidad de la tecnología y mi afán de colaborar con la causa democrática acepté este nuevo reto.
Eran días antes de la elección de un nuevo presidente, Pedro Castillo, contra todos los pronósticos, él era el ganador, y mi intuición me decía que, nuevamente, el peruano era víctima de sus propios miedos, había que hacer una lucha de ideas y palabras ante la amenaza de un comunismo que perseguía el mismo fracaso de Venezuela, Cuba o Nicaragua.
La comodidad de un estudio en casa era tentadora. Ahora recuerdo, cuántos meses luchamos para tener un estudio en Miami y de allí transmitir los programas, fueron solamente ocho años desde aquel día, la modernidad llego en un abrir y cerrar los ojos. Debutamos hacia finales de agosto, dos horas por semana era nuestra apuesta.
Antes, tarde algunos meses en escuchar la radio, me entusiasmó su crítica ante los problemas que vivían sus oyentes, me sorprendí porque se decían las cosas sin filtro, porque sus presentadores emitían opiniones sin un ‘telepronter’ por delante y su lucha por desenmascarar el llamado socialismo del siglo XXI, era la nueva Globovisión-venezolana, llamado ahora como PBO radio, el nuevo “cuco” del comunismo.
Los enfrentamientos fueron de todos los calibres, mis opiniones jamás me las censuraron y nunca hubo ninguna llamada de atención por los tópicos tratados al aire. Existen muchos kilómetros de distancia que nos separa, la tecnología hizo que nos acercáramos, pude a mis oyentes y colegas estimarlos y felicitarlos, su trabajo es bien logrado y lo más importante, es gente joven con deseos de triunfo.
Pasaron los meses y siempre me preguntaba: ¿Hasta cuándo nos acompañará nuestra buena suerte?, no es fácil ser oposición en países como el nuestro cuando los presidentes se creen virreyes o sus subalternos obtienen un poder que les permiten jugar con las leyes a su favor, el día llegó y así fue. Cuál animal rastrero lograron censurar a la estación de radio que jamás se prestó ante sus mentiras y corrupción.
Con argucias e intimidación lograron apagar nuestra señal y digo nuestra porque ese es el sentir de quienes estamos allí. La reacción nacional y mundial fue enorme, si aquellos quisieron callar una voz crítica lograron una singular promoción ante su bajo proceder. El respaldo fue total, su matonería tuvo que achicarse ante el despertar de aires de libertad.
Las leyes nos respaldan, aquello que quisieron tomarse por su cuenta se esfumó, hoy estamos nuevamente en el aire, esto recién empieza, la lucha será larga, esto es solo una batalla. Mi entusiasmo esta tan fuerte como el de una adolescente, no hay más relax, muchas gracias para los amigos que, alguna vez, trabajamos juntos, gracias por preocuparse por lo que ocurre en mi país.
Alguna vez pensé y dije: “Que tristeza la de mis cubanos y venezolanos”, hoy somos la misma causa ante la delincuencia que nos acecha en robar nuestra libertad.
Arbulú es periodista peruana y presentadora de televisión del programa ‘Entre Nos’. Actualmente vive en Los Ángeles. Puede escuvharla domingos de 3 a 5 p.m. Po pboradio.com/pbo-radio-en-vivo/
Para escribirle: Patriciaarbulu30@gmail.com