Por Mario Quevedo
Especial para CENTRO Tampa
Habrá quien diga que Mario Quevedo se empeña mucho en algunos temas…. y yo puedo decir que tendrían razón. Hay cosas que no podemos simplemente obviar. El tema de Cuba es recurrente y el proceso electoral es de una importancia capital en nuestra sociedad. Hoy vuelvo con Cuba y, si mi directora me lo permite, próximamente con el tan importante proceso electoral.
Vuelvo a Cuba donde la realidad es algo imposible de establecer. Siempre profundos cambios que mantienen todo idéntico. Más de sesenta años de dictadura y cambios y todo se mantiene igual. El despotismo, la represión, el hambre, la desesperación de un pueblo que no alcanza a ver un futuro mejor. La realidad del cubano es que solo vive para hacer colas y tratar de alcanzar migajas para cubrir la falta de alimento.
Nada, ni sinceridad, ni honestidad, ni decidir el futuro, ni poder opinar sobre las medidas que decretan las autoridades y, mucho menos, ser parte del destino de la patria. Todo vedado al cubano de a pie, al que sufre en las en las colas para adquirir su pobre sustento y que ahora se ve ante el peligro de ser infectado con el coronavirus.
Los productos de higiene como champú y pasta de dientes han desaparecido por completo porque, como dijo la ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, “el financiamiento ha sido destinado a la producción de alimentos y medicamentos”.
A las colas en los mercados sin abastecimientos, se suman ahora medidas del régimen para tratar de controlar la pandemia del coronavirus imponiendo multas a las violaciones de las ordenes adoptadas. O te mueres de hambre o te coge el coronavirus. Total, te mueres igual.
Y a todo esto con monedas inventadas que, para entendérselas, hay que ser un genio o un cubano. El dólar, el CUC y la Moneda Libremente Convertible, que se proyectó como la moneda para “evitar los traumatismos que origina el tener un sistema monetario doble”. Hay que estudiar y graduarse de universidades avanzadas para entender todo esto. Piense usted en ese cubano que tiene que vivir en la cola buscando lo que aparezca y que tiene que vivir esperando que la familia le mande los dólares necesarios para malvivir, o esperando a poder “inventar” qué hacer para alimentar a la familia. Ni Chicho comprende.
Y entonces, lo que pueden comprar. Un video publicado por Cubanet muestra el mal estado de una caja de cereales en la tienda de Galiano y Animas en el municipio capitalino de Centro Habana. En el video se vieron claramente gusanos en el paquete plástico y el reportaje indicó que, “una semana después de alertada la administración del mercado sobre la descomposición del producto, los cereales contaminados se mantienen en venta”.
Como parte del show mediático, el régimen también anunció a bombo y platillo la reapertura de una heladería en la popular esquina de Infanta y 23 en la capital “con una variedad de 32 exquisitos sabores”. Piense bien lo que significa eso de anunciar ampliamente en los medios de comunicación el establecimiento de una heladería. No se esconden para entretener al pueblo.
Los comentarios han sido recibidos, como de costumbre, con el tono irónico y crítico del cubano. La reacción no se hizo esperar: “¡Lo lindo debe ser el precio del helado!”; “le doy tres semanas para que se empiecen a robar los helados y queden dos sabores”; “le doy par de meses, en Cuba nada dura”, han sido comentarios en redes sociales. Una residente de Santiago de Cuba dijo sencillamente: serán 32 sabores pero que “todos saben igual” … “así estamos en Santiago, con 32 sabores olvidados”.
Mientras tanto Miguel Díaz-Canel anuncio con orgullo la apertura de 72 tiendas para la venta en dólares (USA) de alimentos y productos de aseo, añadiendo que se mantendrían abiertas “a un costo tremendo” las ventas en las tiendas en CUC y CUP, donde dijo, se seguirán ofertando productos de aseo, alimentos, canastilla y artesanales". De esas 72 “tiendas”, anunció que 14 estarían localizadas en La Habana y habría dos en cada provincia y que, “parte del dinero recaudado por esa vía se introduciría en la industria nacional, para que se convierta en una fuente de productos para esas tiendas”.
Pero -el pero de Quevedo-, amigo lector, si usted ha tenido la paciencia de llegar hasta aquí, creo firmemente que podrá entender porque el pueblo de Cuba no puede entender absolutamente nada de lo que los criminales del gobierno pretendan decirles. Esta es la vida cotidiana del que tiene que preocuparse por un miserable pedazo de pan para calmar el cuerpo o, más doloroso, el poder soñar con ser libre.
Quevedo es periodista cubano. Trabajó en radio, televisión y tuvo su propio periódico ‘La Voz Hispana’. Para comunicarse con Quevedo: marioquevedo1@aol.com