Por Raquel Aché
Especial para CENTRO Tampa
¡Amados Hermanos de Luz!
“¿Este encierro me tiene con frustración? ¿Desilusión? ¿ese no se qué?”, me escribió hace días un lector. Pide le explique acerca de estos términos.
Querido lector: Frustración es un sentimiento natural de decepción y fracaso que sentimos ante un deseo no alcanzado o el contacto con inesperadas emociones tóxicas de nuestros semejantes.
Ese sentimiento debemos aprender a superarlo y no hacerlo tóxico.
Comenzaré por compartirles que no hay mejor estado de vida que cuando podemos estar solos. Ojo esto no se traduce en que no podemos estar con otras personas y compartir. Los momentos de soledad los podemos escoger y utilizarlos para revisarnos, para conocernos, hacer lo que nos gusta, eso que nos proporciona un relajamiento y alcance espiritual de esa manera podemos valorar lo que realmente vale la compañía.
Algo que siempre recomiendo y que nos da un valor profundo es aprender a conocernos. Tener un sincero reconocimiento de lo que somos y queremos lograr es el primer paso para concretar una tranquilidad en la existencia. No le temas a la soledad porque es la que te está tocando vivir.
Conocer el espacio donde creemos que debe estar la otra persona sin calcular la importancia que esto tiene es recomendable. Por supuesto comenzando por nosotros mismos.
En casos podemos sentir frustración lo cual es lógico cuando ponemos expectativas en personas, proyectos, etc. En estos casos debemos aprender la tolerancia a la frustración, erradicarla y no hacerla crónica. ¿Cómo?
Primero, somos diferentes como seres humanos con emociones y creencias diferentes (hasta muy cerradas a veces).
La frustración es muy tóxica, hay que vacunarse con unas inmensas ganas de seguir adelante, sea cual fuere el caso. Levantarnos, ver el camino y continuar fortalecidos. La vida es un camino corto…
Nada de resentimientos u otros sentimientos negativos que disminuyen la existencia. Aprende a ser más GRANDE que cualquier desilusión. En el camino de la vida hay tantas cosas hermosas que ver y escuchar. Por ejemplo el oleaje del mar o el canto de un pajarito o ver la luna con todo su misterio.
Recuerden cada día es nuestro, sin olvidarnos que otros viajan en otros vagones que nos pueden parecer equivocados...Dejemos que el tren siga su curso y mantengámonos activos espiritualmente en los vagones donde hay mucha más gente y por qué no, otras expectativas lejanas de frustración y desilusión.
Preparados habremos aprendido lo que es ser una persona digna, conocernos a nosotros mismos y a no vivir como los demás piensan o quieren, a liderar nuestra propia existencia dejando a cada uno que aprenda a vivir la suya.
La dignidad nos coloca en la posición de reconocer a los falsos, a los trepadores que son felices como son. Pero que con inteligencia nos vamos apartando, evitando así que nuestra evolución diaria no se convierta en involución.
Y no es cuestión de menospreciar. Pero la conciencia no se engaña y en ocasiones esa misma conciencia reclama correctivos en nuestras vidas .
Quien no oye a su corazón no conoce la conciencia. Nuestro corazón es la puerta de nuestra vida y nos guía, así que no hay que vacilar cuando nos comienza a hablar con latidos diferentes.
‘Hay caídas que sirven para levantarnos más sabios, más felices’.- William Shakespeare.
Para escribirle a Raquel: Alquimiaesp1@hotmail.com