Por Raquel Aché
Especial para CENTRO Tampa
¡Amados Hermanos de Luz!
Me escribe Marta A.: “Agradezco Maestra me ayude. Mi esposo está muy enfermo hospitalizado y tengo mucho miedo a la muerte. ¿Qué debo hacer?
Marta, recibe mi palabra de alivio a tu angustia, con todo mi respeto y entendimiento sobre la vida, sabemos que hay muerte. Nacemos y vamos todos a morir, suena muy fuerte pero no podemos escondernos detrás de la realidad.
Me escribes y explicas el estado de salud de tu esposo, también me dices que tiene atención médica y todo cuanto necesita y está consciente.
Ahora bien, cálmate, sé que rezas mucho, pero hace falta mucho más.
El amor, tus cuidados, tu conexión con su alma en tus charlas. El tiempo dedicado en momentos de enfermedad es un alimento para fortalecer el espíritu. Tu lo conoces y sabes aliviarle.
Puedo ver que tu esposo saldrá de ese estado en pocos días. El aún tiene que concluir su misión. Tu sabes de ello.
Ahora bien, es importante conectarse con la vida sin dejar de saber que vamos a morir, no es que se tenga que vivir pensando en ello ni temer. Es vivir en la aceptación. Nutrirnos el alma y reafirmar nuestro espíritu.
En momentos en que sentimos que puede morir un ser querido, un mundo de miedos y todo tipo de angustias nos invaden.
Lo entiendo perfectamente, influencias culturales, religiosas, desconocimiento y otras.
Esto nada tiene que ver con el hermoso sentimiento del amor, me refiero muy profundamente al apego sin sopesar la vida en si y sus consecuencias. A través del amor la ausencia nos trae el entendimiento y el recuerdo, a la vida.
El nacimiento es alumbramiento, trae esperanza, felicidad y agradecimiento.
¿Pero la vida llega y se va para todos? No hay un solo ser a quien se le haya permitido permanecer sin partir de este plano astral.
Aprender a superar a la muerte puede parecer muy difícil pero no lo es, con esto no quiero decir que esa despedida debe ser sin ninguna importancia, todo lo contrario, aun en los casos más terribles, la misma es una terminación de la vida, la conclusión de una estadía de fecha de llegada y fecha de salida.
Ha llegado su hora, la muerte esta ahí. Aprender, aceptar. Necesitamos estar en paz, haber reconocido nuestra estadía y hablar con Dios.
En muchos casos el temor a la muerte dificulta la vida convirtiéndola en un tormento no solo a quien se dificulta, pero también en casos, a quienes les rodean.
Tendremos dificultades sin saber cómo salir de las situaciones, la vida se presenta en personas con momentos de profundo dolor físico que no calma o puede ser aliviado, una enfermedad cruel por ejemplo, piensan que están sin retorno.
También en caso en que de manera injusta sentimos que acortaron la existencia de un ser y duele tanto que nos queda es buscar la paz en las maravillas de Dios en la tierra, pues nuestra vida continua.
Ante la muerte... ¿Qué hacer? Vivir el duelo de la separación con amor, la resignación llega. No llenarse de odio, resentimientos, culpa. Continuar con la mejor disposición de vida recordando cada ser, así permanecerán vivos entre nosotros en su viaje de regreso a casa.
Me ha tocado presenciar despedidas de seres amados en circunstancias dolorosas y he visto la muerte rondando he sentido frío, impotencia, pero mi conocimiento de ella me ha permitido sentir el despego con dolor y aceptación, con una conciencia clara de que llego la fecha de vencimiento de allí la importancia de trabajar la aceptación.
También en estas experiencias he aprendido que las personas que han vivido con odios, resentimientos y amarguras parecen tener las muertes más difíciles, con cuerpos que son un despojo, más un espíritu altivo no en complemento con el cuerpo viejo o enfermo. Suelen tener lucha, culpas y miedos asociados a su muerte.
Aquellos que han comprendido que la vida es un camino en el cual venimos aprender, a crecer, que hacer las paces consigo mismos y con los demás, que han comprendido el valor del amor y el perdón, esos tienen muertes apacibles.
Hermanos de Luz no aprendemos a nacer, pero si debemos aprender a vivir para morir en paz.
Sanación a tu esposo.
¡Bendiciones!
Para escribirle a Raquel: alquimiaesp1@hotmail.com